«Las Memorias de Ameriquito» Por: AMERICO MURILLO LONDOÑO

Quibdó,Ciudad de Puertos. (I)

Por: AMERICO MURILLO LONDOÑO


Quibdó, como ninguna ciudad o como pocas, antes del incendio de 1966, a orillas del Río Atrato, tuvo un sinnúmero de puertos, que hoy día es difícil determinar el punto de su ubicación sobre el Malecón recientemente construido, salvo 3 de ellos a saber:

1) El Puerto Arenero, para la venta de material de playa (arena, piedrilla, cascajo) que hoy subsiste, en el sector de San Vicente, otrora conocido como “pueblo mugre”.

2) El Puerto de Alcibíades, a la bajada del río, en lo que es hoy la calle 25; le dieron este nombre porque en uno de sus costados, estaba el negocio de don Alcibíades Garcés Valencia, donde se vendía la prensa, revistas tales como Life, Luz, Selecciones, Vanidades, figurines de moda, las aventuras o comics de Supermán, Tarzán, El Llanero Solitario, Roy Rogers, El Fantasma, Santo el Enmascarado de Plata, El Pato Donald, La Zorra y el Cuervo, etc. Al costado de este puerto, quedaba el negocio de Los Vascos (heladería, venta de perros calientes, chocolatinas, etc.) En frente de los dos negocios antes mencionados se encontraban la tienda de Don Calixto Castillo Bernal, en la casa que ahora funciona una ferretería y en el segundo piso la Emisora La Voz del Chocó. Al otro lado, de la calle quedaba la Farmacia San Francisco de Don Ismael Aldana Montes, en donde hoy está el Banco de la República. Es de destacar, que en este puerto se negociaba maíz, cacao y caucho en forma de bloque, como el queso, que lo traían de Domingodó, del Río Munguidó.

3) El Puerto Aéreo, quedaba en la calle 31, en medio de las edificaciones donde hoy funcionan, respectivamente, la Universidad Antonio Nariño y la Gobernación del Chocó. Tenía una rampa, hecha de cemento, hacia la orilla del río, donde se estacionaban los hidroaviones procedentes de Bogotá, después de acuatizar por los lados donde hoy está el Barrio Kennedy, el cual no existía para esa época. Al hidroavión lo amarraban a una boya que flotaba en el río, a más o menos a unos 40 metros de la orilla del puerto; los pasajeros y sus maletas eran recogidos por una lancha que los traía a seco. En este puerto, además de la caseta donde operaban los controles del hidroavión, existía un establecimiento llamado, Aerobar; allí se bailaban los ritmos que estaban de moda (antillana, boleros y uno que otro tema de música tropical) muy frecuentado por gente “cachesuda”, mayores de edad (más de 21 años).

Los otros puertos y de ellos me ocuparé en mi próxima entrega, eran los siguientes: El Puerto de los Rivas Polo, el Puerto de los Meléndez o de los Baúles, el Puerto de Raúl Cañadas, el Puerto de la Confianza, el Puerto de las Lanchas, el Puerto Platanero, y el Puerto Carbonero.

Debo anotar, que las casas de la carrera primera, que estaban a la orilla del río, en su gran mayoría eran palafíticas y en su parte baja, sus dueños adecuaban habitaciones, como albergue y también como sitios de almacenaje para los productos que traía la gente del campo.

 Viaje de Quibdó a Istmina (II Parte)


Tengo una tía, hermana de mi mamá, que vive en Cartagena, Omaria Dualiby de Agualimpia (Mayí) quien conformó su hogar con Jesús Agualimpia, familiar muy cercano de mi papá, y con quienes conviví, cuando cursé el cuarto año de Bachillerato. En la terraza de la casa, en noches de luna o estrella, nos poníamos a cantar boleros de Los Panchos, el Trío San Juan, los Tres Reyes; también interpretábamos guarachas, en fin, todos los ritmos y canciones que habían estado de moda en esa época. De esas tertulias, rescaté para ser grabadas recientemente con la agrupación musical ¨La Contundencia¨ los temas: La Estera y Polka Bien, que, en su género, es la única polka, que tiene letra. Entre canción y canción, comentábamos anécdotas, historias y chistes.

En una de esas tertulias hogareñas, narró la tía Mayí, 

que siendo casi una adolescente hizo su primer viaje a Istmina, de visita donde su tía y madrina la señora Eyda Dualiby de Nauffal. Contaba Mayí, que viajaron en una canoa ranchada conducida por tres bogas; dos de ellos con palancas y el tercero, el de la patilla con canalete. Como siempre en esos viajes, los pasajeros llevaban su comida, calculando la cantidad necesaria para 3 días, que contenía por lo general: arroz, carne salada, pescado seco, azúcar, panela, manteca, sal, café y el infaltable queso.

Comentaba también la tía, que ella viajaba recomendada a dos señoras, que venían de Cartagena, con destino Condoto, que los asientos en la champa, eran banquitos, con espaldar; pero que igual, no se sentían sentadas, sino, más bien añangotadas. La tía Mayí asimismo narraba, que subieron desde Quibdó, al despuntar el día, por el Río Quito, y aguas arriba accedieron a la Quebrada San Pablo, que es tributario o afluente del Río Quito; los pasajeros se entretenían con cuentos, chistes, adivinanzas, se entonaban décimas, interpretadas por los bogas, se deleitaban mirando el paisaje y escuchando el canto de los pájaros.

Recordaba Mayí, que en el lugar que pernoctaban, preparaban la cena y concertaban el menú para el día siguiente, muy a las cuatro de la mañana, se levantaban, para preparar el desayuno y la comida, para el resto del día; explicaba doña Mayí, que el almuerzo, lo servían en la champa y era un problema serio, levantarse del banquito, para estirar las piernas, o resolver cualquier necesidad que se presentara, durante el recorrido; ya que no era fácil encontrar casas, donde hacer una parada, durante el recorrido.

Mencionaba la tía, que pasaron, por varios pueblos, entre ellos Paimadó, Managrú y otro que quedaba en una loma, en Boca de Raspadura. Finalmente, en la Quebrada San Pablo, arribaron a un lugar, denominado El Tambo, allí había una bodega, en donde se almacenaba la carga procedente de Quibdó. Hoy el Tambo, no existe, pero se encontraban en ese lugar mulas para transportar la carga y unos personajes denominados ¨Cargueros¨ quienes a su espalda tenían acondicionada una silla, para llevar el pasajero, que no quería o tenía impedimentos para poder caminar. Desde allí del Tambo, se continuaba por un camino, durante 3 horas, que llevaba a los viajeros nuevamente a la quebrada San Pablo, justo en el Barrio Santander (hoy Pueblo Nuevo) para pasar a Istmina, cruzando un puente colgante, que a la fecha tiene una estructura fija en concreto.

Hoy día, los habitantes de Istmina, Andagoya y Condoto, al igual que los de Tadó, tienen la tranquilidad de viajar temprano, desayunar en Quibdó, hacer sus diligencias y regresar el mismo día, a su lugar de origen.

Barreras Geográficas 

Viaje a Cupica, Bahía Solano y el Valle Chocó.

En uno de los escritos, sobre Mis Memorias, comenté las vicisitudes que pasaban los habitantes de Juradó, para trasladarse hasta Quibdó, cuando no optaban la vía del mar y resulta que eran las mismas penurias que soportaba la gente de Cupica, Bahía Solano y el Valle (Chocó) que utilizaban la ruta de Bahía Limones al Río Napipí; antes y aun después de construida la pista del Aeropuerto José Celestino Mutis, de Bahía Solano, también conocido como “Sal si puedes” por aquello de las condiciones atmosféricas o meteorológicas, que con frecuencia determinan que los vuelos se retrasen o se cancelen.


Me gradué de bachiller en 1966 en el Liceo Nacional Tomás Carrasquilla, en Santo Domingo (Antioquia) con el Solaneño Hermes Obregón Rivera, con quien compartí internado, junto con los Chocoanos, Oscar Obregón, su hermano, José Luis Valdés (+) Marcial Figueroa Lozano (Chalo), Gabriel Aldana Vivas, Julio César Garcés Ferrer (+) Jesús Enrique Ferrer Correa, Omar Carrasco y Alejo Garcés Díaz. En el internado, Hermes, nos contaba de su afición a la pesca y de sus viajes por mar y ríos.

Para esas calendas, se habían terminado los trabajos de construcción del Aeropuerto de Bahía Solano y se viajaba en avionetas de la Empresa Avispa; y sólo viajaban cuando tenían el cupo completo desde desde Medellín, en ruta con Quibdó-Bahía Solano.

Terminado el año lectivo, los Chocoanos, que estudiábamos en Santo Domingo, regresamos a Quibdó; de allí José Luis, siguió para Istmina, y Hermes Obregón se quedó pendiente en Quibdó, que llegara alguna avioneta procedente de Medellín, con destino a Bahía Solano. En esa espera, de una semana, Hermes, se encontró con un ex agente de la policía, natural de Condoto, quien había trabajado en Bahía, y era conocido con el apodo de Batey. En el intercambio de saludos y entablada conversación, Batey le comentó a Hermes, que él, también estaba varado en Quibdó, y que pensaba tomar la ruta del Río Napipí, para viajar a Juradó, rumbo a Jaqué (población de la República de Panamá, limítrofe con Juradó, en el Pacifico Colombiano) con el propósito de vender unas boroqueras (Cerbatanas) en un Club de Pesca de nombre “Los Molinos” frecuentado por ciudadanos norteamericanos; las boroqueras eran un total de ocho y cada una medía como tres metros.

En efecto, Batey y Hermes se embarcaron en la embarcación de nombre La Rosario, que viajaba desde Quibdó, hasta Cartagena, y zarparon a las cinco y media de la tarde, llegando al amanecer del día siguiente a la población de Napipí, ubicada en la desembocadura del río del mismo nombre, en la margen izquierda del Río Atrato, en viaje de bajada. De Napipí salieron al día siguiente a las ocho de la mañana, como pasajeros, en una canoa con motor, río arriba hasta llegar al Caserío de nombre “Carrillo” donde durmieron, en un aserrío de un señor de nombre Pedro. Al otro día salieron (también como pasajeros) del aserrío, en un chingo (canoa) hasta llegar a la Cabecera del Río Napipí, a una comunidad Indígena y durmieron en la choza de un indio a quien llamaban Bombá. Hermes me Comentó, que en la cabecera del Napipí, se encuentran los charcos más hermosos que ha conocido en su vida, que en sus aguas cristalinas, se podían apreciar variedades de peces, que en el camino, también encontraron muchas tortugas y lagartijas gigantes.

Al cuarto día de viaje, Hermes y Batey, salieron de la comunidad indígena, sin ninguna compañía, a pie, por la trocha hacia la Bahía Limones, en el Pacífico, cargando sus maletines y las boroqueras; en el camino Batey, alcanzó a divisar una enorme culebra enrollada; sigilosamente la rodeó y con un machete que llevaba, dio cuenta de ella. Más adelante vieron una manada de cerdos salvajes (saínos) que cruzaban una quebrada y después de doce horas de caminata, con las camisas empapadas de sudor, llegaron a la costa; recogieron chamizas, ramas y palos, en gran cantidad, e hicieron una fogata en la playa, de tal magnitud, para que en Cupica, esa noche se viera y supieran, que en Limones había viajeros. Esa noche durmieron a la intemperie y al día siguiente, fueron recogidos por lugareños de Cupica, en un bote de vela.


Este fue el segundo viaje que Hermes, realizó en esa ruta, en la que Batey, era veterano, puesto que había realizado varios viajes.


Considero pertinente anotar, que Jaqué y Juradó, son las poblaciones que delimitan las fronteras, entre la República de Panamá y el Pacifico Colombiano. A Jaqué se puede viajar desde Juradó, por el mar o por camino, allí se escuchan las emisoras panameñas y hay una relación comercial y cultural muy estrecha entre las dos poblaciones.

Viaje de Quibdó a Nuquí.

La primera salida que hace mi papá, Américo Murillo Copete, de su tierra natal Tadó, es hacia Quibdó, con la aspiración de estudiar bachillerato en el Colegio Carrasquilla, Recuerdo que me mencionó los nombres de algunos de sus compañeros de curso, en otros estaban: Miguel A. Caicedo, Francisco Cuesta Velásquez, Crispín Vicente Perea, Máximo Perea, Julián Moreno Palacios, Enrique Couttin Garcés, Ariel Rodríguez Astié (Michindopo) Elías José Valencia Mendoza (Chochero).


En el Colegio Carrasquilla, se cursaba hasta quinto de bachillerato; así que, quienes tenían sus padres con recursos económicos, los enviaban en su gran mayoría a la ciudad de Medellín, para cursar el sexto año y obtener su diploma de bachiller. Los padres de mi papá, también tadoseños carecían de recursos y no pudieron enviarlo a otra ciudad, a terminar el bachillerato; por eso le tocó trabajar y tuvo la fortuna de emplearse en la oficina del Dr. Gabriel Meluk Aluma (mi padrino de bautismo) con quien se formó empíricamente, en derecho penal, civil y laboral; este hecho le permitió posteriormente desempeñarse a cabalidad, como Secretario de Juzgado, hasta ser nombrado Juez Promiscuo Municipal, en Lloró, Bellavista, y Nuquí; Juez del Circuito en Istmina, Juez Laboral (e) en Quibdó, y Juez de Instrucción Criminal de Acandí.

Vale anotar, que el Doctor Gabriel Meluk Aluma, fue uno de los abogados más prestigiosos que tuvo el Chocó, fogoso defensor de la chocoanidad, cuando la fallida desmembración de nuestro departamento. Fue elegido Senador de la República, en la lista de unidad, que por el Partido Liberal, conformaron los docotres Diego Luis Córdoba y Adán Arriaga Andrade. El paso del doctor Meluk Aluma, dejó huellas imborrables en el parlamento y fue catalogado como uno de los mejores congresistas de Colombia, poniendo en alto la inteligencia de los Chocoanos.

Cuando a mi papá le correspondió trabajar en Nuquí, en esa población no operaba aún, el transporte aéreo; por lo que su desplazamiento fue por río y trocha, como lo hacía la gran mayoría de los Nuquiseños, que no podían costearse el viaje por la ruta Buenaventura, con destino Cali, Medellín, hasta Quibdó. Sólo algunos años después, se vincula el transporte aéreo a través de la Empresa Seraco, que tenía unas avionetas anfibias, que amarizaban en el Golfo de Tribugá.

Vale anotar, que en los años 40 y 50, para ciertos lugares del Chocó, el servicio de correo postal era prestado por personas naturales, que además de llevar la correspondencia, oficial y particular, por ríos y trochas, transportaban, inclusive, el cigarrillo, tabaco, y licores, para los Colectores, quienes eran los encargados de su distribución y venta en el área rural, como también pagar el sueldo a los maestros. Nuquí, no era la excepción y el señor que llevaba el correo a ese municipio, se llamaba Juan Palacios, más conocido como “Juan Murrapo” Existe en el Chocó, una especie de palmera, conocida como murrapo y cuentan las malas lenguas, que el señor Juan, en tiempos de la violencia, huyendo de la guerrilla, se trepó en una palma de murrapo; el quid del asunto, es que la mencionada palma, alcanza a medir hasta 30 metros, es delgada y tiene más espinas que la palma de chontaduro.

Traigo a colación en esta historia, a Juan Murrapo, porque fue el guía y acompañante de mi papá, en su primer viaje a Nuquí, por la ruta del Río Munguidó, que era salir desde Quibdó, en canoa, por el Río Atrato, subir por la desembocadura del Río Munguidó, pasando por La Comunidad, Puerto Aluma, Altagracia, Bella Luz, el Tambo, y Campo Bonito, donde se pernoctaba. De este lugar se continuaba el viaje hasta llegar a la desembocadura del Río Suruco, de este punto se subía hasta la cabecera del mismo río, para llegar al caserío denominado La Divisa, donde también se pernoctaba, allí se conseguía y podía contratar cargueros o paseros. Al día siguiente se cogía camino hasta llegar a Yucal, sitio donde había que embarcarse en canoa, en la Quebrada Amparraidá, donde bajando por su cauce, se desembocaba en el Río Baudó, para en un trayecto de seis horas, llegar a la población de Chachajo.

De Chachajo, durante un trayecto de cinco horas en canoa, llegaban a Cugucho, de allí cogían camino y en dos horas, se pasaba por la Quebrada Agua Blanca, y de ésta, se embarcaban en canoa para llegar a Tribibugá; y luego de una caminata de dos horas por la playa, se llegaba finalmente a Nuquí.

En el recorrido por esos caminos y trochas, solían encontrarse perdices del tamaño de una gallina, avispas, iguanas, paletones, lagartijas gigantes (chochoras) arañas, culebras, hormigas congas, de color negro, pozoñosas, y de mayor tamaño que las arrieras.

También es del caso, advertir que para viajar de Quibdó a Nuquí, existía otra ruta, que era viajar desde Quibdó, en champa por el Río Quito hasta llegar al Río Paimadó, de este punto, por camino se llegaba a Pié de Pató, de allí se embarcaban en el Río Náuca, hasta llegar a un istmo que, al cruzarlo, se caía a la cabecera del Río Nuquí, donde en chingo o canoa, viajaban a Nuquí. Este recorrido se hacía en tres o cuatro días.


 Viaje de Quibdó a Pié de Pató.

En 1985, el Doctor, Mario Eliécer Díaz García, era el Director del Departamento Administrativo de Salud del Chocó (Dasalud) y al mismo tiempo Director de la Cruz Roja, Seccional Chocó, lo cual le permitía a través de esta organización, jalonar proyectos relacionados con la prestación de servicios de salud y con organizaciones de carácter internacional, tales como con la Cruz Roja de Holanda y Médicos sin fronteras de Francia. 

Para ese entonces, el suscrito, era su asesor jurídico en Dasalud y miembro del grupo de colaboradores de La Cruz Roja.

Con la Cruz Roja de Holanda, se logró que en ese país un grupo considerable de niños, que vendían cajas de fósforos, ahorraran lo que recibían como pago y con lo recogido compraron un barco pequeño, al cual bautizaron con el nombre: “Humanidad”. En este barco, médicos y enfermeras, prestaban su servicio social obligatorio (año rural). El barco recorría los corregimientos del Municipio de Quibdó, ubicados en áreas fluviales del Río Atrato, tales como Las Mercedes, Tanguí, Tagachí y Beté. Ésta labor social fue de suma importancia para los pobladores de esta zona, puesto que no tenían necesidad de desplazarse hacia la capital, porque el barco se desplazaba por toda el área en forma permanente.


La Cruz Roja del Chocó, tuvo un papel protagónico en Armero, cuando el Volcán Nevado del Ruiz, hizo erupción; fue allí cuando el Doctor Díaz, entabló relaciones con el equipo de Médicos sin Fronteras de Francia, que también se encontraba en ese lugar, con ocasión de la tragedia. Los médicos de esa organización acordaron apoyarlo en todo lo relacionado con atención primaria en salud y en la vacunación de los niños de la zona del Baudó, principalmente en Pie de Pató. En 1986, los Médicos sin Fronteras de Francia, llegaron a Quibdó, y con ellos trajeron una planta de energía, solar que fue instalada en el Centro de Salud, en Pie de Pató. El centro de salud fue reparado por las malas condiciones locativas; los franceses también construyeron, la casa pasaje para el personal médico y paramédico, puesto que estos no contaban con una casa, en buenas condiciones donde hospedarse.

La comitiva para el viaje a Pie de Pató, estaba conformada por los franceses: Hellen Wver, coordinadora del Programa de Médicos sin fronteras y Francisco Díaz (de origen español) y por Dasalud, el Doctor Mario E. Díaz García, Camilo Torres Gamboa, dos enfermeras y el suscrito. Salimos de Quibdó una mañana, como a eso de las ocho por la carretera a Istmina, llegamos al sitio denominado la Y, para a seguir por la carretera a la cual los chocoanos llamamos La Panamericana, hasta llegar a Puerto Pervel, también conocido o como La Punta o Puerto Machete, en un trayecto en el cual gastamos dos horas y media. De ese punto, el mismo día seguimos por el Río Pató, en canoa, tres bogas, dos de ellos con palancas y uno con canalete, con destino al pie del istmo; para cruzar la Serranía del Baudó, y llegar a la población de Pie de Pató; pero en el viaje cuando habíamos avanzado como una hora y media, nos cogió un fuerte aguacero, que ocasionó una creciente súbita en el río, que obligó que la corriente devolviera la canoa sin control, porque las palancas no tocaban fondo.

Los pilotos de la champa, hábilmente maniobraron y lograron que la canoa arrimara a la orilla, donde había una casa que estaba desocupada porque en esos momentos sus moradores no se encontraban. La casa era tipo palafito construida en Palma de chonta, paredes y piso, tenía dos habitaciones que sus puertas estaban aseguradas con candados y había un espacio que servía de sala y cocina donde estaban las ollas y cucharas de mate, lámparas de kerosene y unas cuantas velas. Como estábamos empapados por el aguacero, nos cambiamos de ropa para calentarnos el cuerpo y tomamos Ron Medellín 8 años (de moda en esa época).
En la parte trasera de la casa, vimos unas matas de banano, cuyos racimos estaban “jechos”, a punto de corte. Los bogas, llevaban entre sus provisiones, quícharo y bocachico seco. Los bogas cortaron de los racimos de bananos, unos gajos, con la cáscara del banano pusieron a remojar los pescados a efectos de rebajarles la sal y después hicieron un “tapao” que nos supo a bocado de cardenal. Por la noche, encendimos lámparas y velas, la casa se inundó de insectos voladores nocturnos (avichuchos), dormimos a suelo pelado y por almohada, los maletines o morrales.

Al día siguiente, reanudamos el viaje y observamos en los árboles de las orillas, la señal del barro que dejó la creciente en ellos, que alcanzaba una altura de 10 metros, llegamos al pie del istmo, en un lapso de más o menos, cuatro horas y media. Subir el istmo, fue bastante complicado, para los que no estábamos acostumbrados a caminatas largas y menos en altura; pero más terrible la bajada por el camino que en sus partes, anchas podía medir un metro y no se alcanzaba a divisar el fondo del precipicio porque estaba cubierto de neblina y hubo tramos que para bajar, era a través de un tronco de balso, con escalones labrados, que servía de escalera. Por el camino escuchábamos muy cerca, el sonido producido por motosierra y pasaba el tiempo y no encontrábamos a los que operaban la motosierra; nuestras camisas y las blusas de las mujeres estaban empapadas de sudor, hacía un bochorno insoportable, pensábamos y expresábamos en voz alta, si era peor la subida o la bajada de la serranía, si continuar la marcha o devolvernos.

Cuando divisamos la población, particularmente pensé, “ahora llego y me tomo dos cervezas; una tras otra “. En el camino al pueblo, le pregunté a un muchacho que se cruzó en mi camino, que dónde vendían cerveza; el joven me señaló una casa y me expresó “allí se las venden”. Cuando llegué a la puerta del establecimiento, dije, “necesito dos cervezas, y observo que el dueño del negocio se acerca al armario, baja dos cervezas, marca póker, que estaban al clima ; y ante mi reclamo del porqué las cervezas no estaban frías, me dijo: “doctor es que aquí hace años no hay energía eléctrica”, y sin dudar ni poner problemas, me tomé mis dos cervezas, así al clima… que Posteriormente nos enteramos, que en Pie de Pató había un señor de nombre Félix Cantalicio Romaña, que en su negocio tenía una planta eléctrica, la cual encendía las 6 de la tarde y apagaba a las 10 de la noche allí; era donde había., la posibilidad de tomar cerveza frías

Debo acotar, que ninguno de nosotros utilizó el servicio de paseros o cargueros, quienes en sus usuales sillas, en la espalda, llevaban pasajeros flojos para caminar o que tenían alguna situación de discapacidad. A nuestra llegada a Pie de Pató, la gente nos preguntaba, qué cómo había estado el viaje, y ante nuestra lamentadera, por lo pesado del viaje, nos decían, ¨eso que ustedes vivieron, es lo mismo que a diario padecemos nosotros para llegar a Quibdó¨.

Este viaje, se puede hacer en un día, siempre y cuando no se presente ningún inconveniente.

Vale anotar, que hay otra ruta para llegar al Baudó, por el río Munguidó; que tiene la misma travesía inicial, para viajar de Quibdó a Nuquí, la cual es, salir en canoa por el río Atrato, subir por el río Munguidó llegar al río Suruco, hasta su cabecera, luego bajar a Yucal, de donde se puede ir a Chachajo, por camino o por el río Baudó. De Chachajo, se coge motor fuera de borda, hasta Pie de Pato. Este viaje puede durar dos días.

Cuando trabajé en la Caja de Compensación Familiar del Chocó (Comfachocó) conocí de primera mano, que ese era el viaje, que a menudo hacía mi compañera Senaida Palacios Abadía, mi compañera de labores, a Chachajo su tierra natal.

Hoy día, se puede ir de Quibdó a Pie de Pató, así, pasando por La Pepé a Puerto Meluk, por carretera y de aquí, se toma un motor fuera de borda, hasta Pie de Pató. Este viaje puede durar un día, siempre y cuando, al llegar a Puerto Meluk, se tenga disponible y lista la embarcación; de lo contrario se debe salir al día siguiente.


FRANCOTIRADORES ( Primera Parte)

Donde ponen el ojo, ponen la bala.

Con ocasión a la pandemia del COVID-19, y el consecuente llamado al confinamiento en la casa, he tenido la oportunidad de ver varias películas, sobre los ¨ SEAL¨, que son combatientes de Operaciones Especiales, de los Estados Unidos, que entrenan, planifican y ejecutan sus misiones bajo el Mando Naval. La sigla (SEAL) hace referencia a su capacidad de operar en mar, aire y tierra; tienen una base anfibia de entrenamiento, ubicada en Coronado (California) y tienen el campo de entrenamiento militar más duro del mundo, por ello su preparación es exigente en lo físico y mental; también entrenan en zonas desérticas y climas fríos como Alaska, y a diario practican tiro al blanco. Los SEAL están entrenados y han sido desplegados en una amplia variedad de misiones, de reconocimiento especial, guerra no convencional, defensa interna, en el extranjero, rescate de rehenes, contraterrorismo, en diversos sitios tales, como: Vietnam, Afganistán, Beirut, Libia, etc. Y como hecho anecdótico fueron los SEAL, que le dieron de baja a OSAMA BIN LADEN.
Los SEAL, que he visto en películas, se caracterizan por ser tiradores de alta precisión, conocidos popularmente como francotiradores, quienes en las películas, muestran toda su capacidad de acción, llenas de emoción y a veces de suspenso, eliminando terroristas, rescatando prisioneros, utilizando sus armas y equipos sofisticados, para actuar en cualquier clima, bien de día o de noche y siempre cumpliendo la misión.

En las Fuerzas Armadas de Colombia, también tenemos fuerzas especiales, que su formación es en la Base de Tolemaida; y tienen diversas funciones, como rescate en zonas de inundaciones, apoyo en catástrofes y operaciones de estabilización del orden público.
De las Fuerzas Especiales del Ejército Colombiano, forma parte el Coronel Efectivo Alex Yefferson Mena Mena, oriundo de Quibdó, y es el primer Afro Colombiano, que ha sido Director de la Escuela de Fuerzas Especiales, donde se forman los mejores hombres con capacidades especiales, de las Fuerzas Militares de Colombia. Tiene pregrado en Ciencias Militares de la ESMIC, Relaciones Internacionales y Estudios Político de la Universidad Nueva Granada, es Especialista en Gerencia Logística, Magister en Seguridad y Defensa Nacional, de la Escuela Superior de Guerra, Magister en Liderazgo Estratégico para la Seguridad Hemisférica en, STENNIS SPACE CENTER (NASA) EE.UU. Tiene curso de Lancero, Paracaidista Militar, Buzo Militar de la Fuerzas especiales, además, tiene condecoraciones y reconocimiento de las diferentes fuerzas y de policía, gracias a su desempeño en la preservación del orden público, mantenimiento de la paz y desarrollo regional, donde se ha destacado.

En el Chocó, tuvimos unos personajes singulares, no como los de las fuerzas especiales que mencionamos anteriormente, ellos, coloquialmente hablando, eran otra clase de francotiradores, que donde ponían el ojo, no ponían la bala, sino un retoño.
Tales personajes, donde se radicaron cumplieron un papel importante en la comunidad, como líderes destacados en emprendimiento, razón por la cual tuvieron un grado considerable de aceptación, ya como comerciantes, fundadores de empresa de transporte, en la mecánica, o en la prestación de servicios de salud, que les permitía interactuar permanentemente con la comunidad, lo cual les facilitaba sus conquistas amorosas.
Estos caballeros en sus relaciones con diferentes madres, tuvieron muchos hijos, que oscilaron entre los 25 y 30 descendientes, lo cual tiene una explicación desde el punto de vista ancestral y cultural; teniendo en cuenta, que nuestros antepasados al ser esclavizados, traídos a América y diseminados en nuestros litorales Atlántico y Pacifico, conservaron muchas de sus costumbres ancestrales, de sus lugares de origen, tal como la poligamia, muy común en países de África, lo que le permitía a los varones, tener varios matrimonios según sus ritos o convivir con varias mujeres de una manera natural, inclusive en la misma casa (como el caso de Alfonso Andrade, el Rey del Rio).

No debe desatenderse, que hasta el siglo pasado había un patriarcado muy marcado, donde el hombre era el líder y sobre la mujer, había la concepción, transmitida de los antepasados, que su rol, era encargarse de la casa, en labores domésticas y criar hijos, con una sumisión total al marido. Por lo anterior no es extraño que tanto en la Costa Atlántica como en la Pacifica, donde se distribuyeron y se asentaron las personas esclavizadas, se encuentre que los abuelos y bisabuelos, tuvieran varios hogares y familias múltiples, lo cual también se acentuaba, si por sus actividades de comercio del varón, viajaban de un lugar a otro, dejando familias en distintos pueblos; como también se puede encontrar, que personas del interior del país, al llegar a la Costa o al Chocó, al ver la costumbre de hogares múltiples, el medio ambiente los permeaba de tal manera, que adquirían la costumbre de tener hogares múltiples a donde llegaban, que en psicología se conoce como la Teoría del Conductismo.

Con el paso de los años las costumbres han cambiado, la reivindicaciones de la mujer y su rol en la sociedad, si bien no es plena, ha mejorado sustancialmente, dado que en la actualidad la mujer tiene formación académica, trabajan en igual condición que los hombres, producen y son más independientes de lo que fueron las abuelas y bisabuelas, razón por la cual la sumisión no es la misma de antes, ni se encuentran tantos varones con hogares múltiples, como en el pasado.

Entre los Francotiradores podemos mencionar a: Don Cardenio Chaverra Mena (31 hijos) Reynaldo Areiza León (30 hijos) Luis Efrén Castro Machado (30 hijos) Eloy Valdés Perea (25 hijos) de quienes nos ocuparemos en la próxima entrega, comentando de sus actividades profesionales, comerciales, o por su carisma, amabilidad, y ser serviciales con la gente.

 «FrancoTiradores (segunda parte).

Reinaldo Areiza Suárez


Don Reinado, nació en San Jerónimo – Antioquia, llega al Chocó, a la edad de 24 años, a trabajar como maestro de obra, con la firma de ingenieros López – Dóriga, para la construcción (afirmado y obras civiles) de la carretera Istmina- Cértegui, radicándose inicialmente en Istmina.


Cuando se termina la carretera de Istmina hasta la Variante (Yuto), Reinaldo Areiza, se inicia como empresario del transporte fluvial, desde Quibdó hasta la Variante (no existía la carretera de Quibdó-Yuto) en su propia lancha que él, construye y maneja. En dicho trayecto, incursionan en forma posterior, Eugenio Palacios Perea, quien manejaba la lancha, de nombre “La Pinta”, Espíritu Santo Mena y Francisco Moreno (Pacho Lancha).


Reinaldo Areiza, se asocia con el comerciante de origen sirio, Abraham Rumié, en el transporte de pasajeros desde Istmina a la Variante, utilizando un camión que tenía instalada unas bancas, para asiento de los pasajeros, en un trayecto inicial hasta Cértegui y el otro trayecto hasta la variante, en una línea o escalera. Vale anotar, que en Cértegui, había que trasbordar porque no existía puente para cruzar el río.


El señor Areiza, después se instala en la Variante, donde pone un restaurante y allí, toma la decisión de estudiar mecánica automotriz por correspondencia, con la National School, de Estados Unidos, y a partir de allí, se dedica a ejercer esa profesión, en su vehículo.


Cuando ya se construye la carretera Quibdó-Yuto, y en esa población se instala un ferry, para transbordar los vehículos y pasajeros al otro lado del río, don Reinaldo se traslada en forma definitiva a Quibdó, para montar su taller de mecánica, en el Barrio Medrano, hasta cuando fallece.


Indudablemente, Reinaldo Areiza Suárez, fue un pionero del transporte en el Chocó.


Fue padre de 30 hijos con las señoras: Margarita Londoño, América Gómez, Laura Lozano, Libia Hinestroza, Cristobalina Martínez, Ermencia Asprilla y Nhora Mosquera.


Los nombres de sus hijos, de mayor a menor son:

Nombre Lugar y fecha de nacimiento Madre
Roberto Areiza Londoño Ánimas, 1940 Margarita
Rafael Areiza Londoño Istmina, marzo 11 de 1945 Margarita
Gabriel Areiza Gómez Istmina, 1945 América
Alberto Areiza Lozano Istmina, octubre 7 de 1946 Laura
Rosa Areiza Londoño Istmina, abril 5 de 1947 Margarita
Alfonso Areiza Lozano Istmina, junio 19 de 1948 Laura
Víctor Areiza Hinestroza Quibdó, 1949 Libia
Carmen Areiza Lozano Istmina, abril 15 de 1950 Laura
Reinaldo Areiza Londoño Quibdó, 1950 Margarita
Ramón Areiza Londoño Quibdó, 1951 Margarita
Laura Areiza Lozano Istmina, enero 8 de 1952 Laura
Ricardo Areiza Martínez Yuto, marzo 5 de 1953 Cristobalina
Jairo Areiza Martínez Yuto, junio 13 de 1954 Cristobalina
Bertha Areiza Lozano Yuto, junio 15 de 1954 Laura
Bolivia Areiza Asprilla Istmina, julio 15 de 1954 Ermencia
Gloria Areiza Mosquera Istmina, diciembre 1954 Nhora
Francisco Areiza Martínez Yuto, 1955 Cristobalina
Leonisa Areiza Lozano Yuto, marzo 29 de 1956 Laura
Darío Areiza Martínez Yuto, octubre 18 de 1956 Cristobalina
Olga María Areiza Martínez Yuto, marzo 25 de 1958 Cristobalina
Clementina Areiza Mosquera Istmina, septiembre 5 de 1958 Nhora
Gilberto Areiza Lozano Yuto, octubre 11 de 1958 Laura
Jesús Aníbal Areiza Asprilla Istmina, mayo 30 de 1959 Ermencia
Rocío Areiza Martínez Yuto, junio 2 de 1959 Cristobalina
Silvia Areiza Lozano Yuto, julio 10 de 1960 Laura
Libardo Areiza Mosquera Istmina, 17 de septiembre de 1960 Nhora
Mireya Areiza Martínez Yuto, marzo 27 de 1961 Cristobalina
Eduardo Areiza Lozano Yuto, agosto 28 de 1961 Laura
Marco Areiza Martínez Andagoya, junio 3 de 1962 Cristobalina
Ana Nhora Areiza Mosquera Istmina, noviembre 14 de 1962 Nhora
__________________________ ○__________________________
Otro de los FrancoTIRADORES fue Luis Efrén Castro Machado, nacido en la Florida, Condoto. Inicia estudios de bachillerato en el Colegio Carrasquilla, pero sólo hace hasta el cuarto año de bachillerato, porque se vincula con unos médicos franceses, que vinieron al Chocó, a capacitar a jóvenes interesados en prepararse en enfermedades tropicales, bajo el auspicio de la Secretaría de Higiene, de ese entonces, y después de recibir la inducción y finalizar esos estudios, es nombrado como Inspector de Higiene.


Luis Efrén, es designado para desempeñarse como Inspector de Higiene en Bojayá, luego es trasladado a Acandí, y posteriormente a Riosucio en 1947, desarrollando las funciones propias del cargo, hasta cuando se retira para trabajar en forma independiente en varias facetas:

Puso una botica y hacía las veces de médico del pueblo, también de odontólogo, pues hacía extracciones de piezas dentales, que por razones de caries requerían ese manejo. Igualmente atendía pacientes que llegaban a su botica, producto de accidentes ofídicos (mordeduras de culebra) los cuales eran tratados con una inyección intravenosa, que él preparaba, fórmula que había aprendido de los médicos franceses; asimismo, realizaba todo tipo de curaciones, incluyendo suturas por accidentes o por riñas con arma corto punzante.


Luis Efrén Castro, fue concejal y presidente del Cabildo de Riosucio, por tres décadas; en su máquina marca Remington, escribía memoriales asumiendo la defensa de las personas, cuando había alguna injusticia, apoyado en códigos que mantenía en su biblioteca, como también utilizaba esa herramienta para acusar, ante las instancias necesarias, a aquellos funcionarios a quienes él, consideraba que cometían abusos de autoridad. Luis Efrén, convencido de que Riosucio, debía desarrollarse, fue un impulsor de la fundación del Colegio Saulo Sánchez Córdoba, con el propósito que la juventud, de esa localidad, no tuviera que desplazarse a otros lugares, fue igualmente un denodado luchados, para que se pusiera en operación el Centro de Salud.


Vale anotar, que también fue Auditor de la Contraloría Departamental, corresponsal de los periódicos El Tiempo y El Espectador, fue Colector de Licores y Rentas del Departamento, y Diputado de la Asamblea Departamental del Chocó.
Tuvo 30 hijos con las señoras: Adela Porras, Alicia Barrios, Lilia Ruiz, Alejandrina Vargas, Idalides Bejarano, Nestora Beltrán, Vicenta Cuesta y Ezequiela Urrutia

Fueron sus hijos, los siguientes:
Alexis Castro Porras, hijo de Adela Porras.
Amín Castro barrios, Hijo de Alicia Barrios.
Aristarco y Asdrúbal Castro Ruiz, Hijos de Lilia Ruiz.
Antenor, Argénida, Aquiles, Ana Margot y Amaida Castro Vargas, Hijos de Alejandrina Vargas.
Ana Carci, Ancizar , Almeida y Amarildo Castro Bejarano, Hijos de Idalides Bejarano.
Alcides, Antonina, Ariel, Anilio, Aidé y Arnés Castro Beltrán, Hijos de Nestora Beltrán.
Aminta, Agripina, Ana Sixta y Adelina Castro Cuesta, Hijos de Vicenta Cuesta.
Antún, Arévalo, Aristóteles, América, Anatilde, Arminda, y Alina Castro Urrutia, Hijos de Ezequiela Urrutia.
Vale anotar, que todos los hijos de Luis Efrén, inician con la letra A; alguna vez, hablando con Luis Castro, le pregunté las razones y me dijo, que en principio había sido coincidencia, pero después, resolvió escoger nombres iniciando con A.

 

«FrancoTiradores (Tercera parte).


Eloy Valdés Perea Nació en la población de Querá, Bajo Baudó, pero a muy temprana edad, se radica en Istmina donde se integra fácilmente con esa comunidad, por su conversación amena y buenas maneras.  Fui compañero de internado de José Luis, uno de sus hijos, cuando estudié en el Liceo Nacional Tomás Carrasquilla, de Santo Domingo (Ant.) Con José Luis hablábamos de su papá y del mío, de la gran amistad que se profesaban, ya que mi papá, trabajó en Istmina, como Juez Promiscuo del Circuito, y también se desempeñó como profesor fundador del Colegio San Pablo, en donde le dio clases de matemáticas, a su hermano Rubén. Eloy, combinó su condición de comerciante con la de servidor público. Trabajó y se jubiló en la Administración Postal, y posteriormente como funcionario de la Compañía Minera Chocó Pacifico, también tuvo el reconocimiento de otra pensión de vejez. Fue concejal de Istmina, y Alcalde, cuando el Chocó era intendencia. Como comerciante, puso un expendio de materiales de construcción, y en la época en que funcionó el transporte fluvial y marítimo entre Quibdó y Cartagena, fue el proveedor para Istmina de la Kola Román, Cerveza Águila, y el infaltable queso de la culinaria Chocoana. También Eloy Valdés, puso una panadería, en ésta, trabajó Marcelino Ramírez, clarinetista conocido como “Panadero”, de ahí su apodo. 

Don Eloy, así mismo, puso en funcionamiento las “Residencias Valdés” donde se hospedaba especialmente la gente del Bajo Baudó, y para el sano esparcimiento y diversión de los Istmineños, inauguró la sala de cine de nombre Sinaí, que es la única que ha tenido Istmina. Eloy Valdés, por su carisma y sencillez, se metió en el corazón de los Istmineños y aún lo recuerdan con mucho cariño Eloy Valdés, fue padre de 25 hijos con las siguientes madres:  Magnolia Torres, madre de Tarquino, Iris, Rubén, Lía, Ricardo, Numa, Alba, Trinidad y Ximena. Cruz Helena Lozano Palacios, madre de María Eugenia, Mercedes, Eduardo y Federico. Hercilia Lozano, madre de Jorge y Plinio. Zoila Arriaga, madre de William, Carmen Sucelly y Willman. María Mosquera, madre José Luis. Nubia Ibarguen, madre de Alfredo Aureliano. Fidencia Perea, madre de Alfredo y Eloisa Victoria Aguilar madre de José Plutarco Cristina Rivas, madre de Alirio.  Juana Mosquera, madre de Nazareth

Cardenio Chaverra Mena Nació en Tutunendo y en 1940 viaja a Unguía, en ese entonces, corregimiento del Municipio de Acandí. Se instala en el Río Cuqué, de mucha riqueza aurífera y en pleno auge de explotación del preciado metal. Don Cardenio, con los recursos económicos que lleva en su viaje, invierte la mayor parte en la compra de oro, para comercializar una parte en Quibdó, a través del joyero Juvenal Buendía, quien elaboraba cadenas, anillos y pulseras, para venderlas en Cartagena y Bogotá. Don Cardenio, posteriormente se establece en el caso urbano de Unguía y le compra el establecimiento de comercio de víveres, que tenía Rafael Hoyos, un señor de origen antioqueño. Cardenio Chaverra, que tenía visión para los negocios, y con su lema “Pulcritud y honradez”, se convierte en uno de los más prósperos comerciantes en Unguía. El negocio que compra se transforma en su objeto social y lo amplía de tal forma que vendía además de los víveres, telas y coloca una farmacia. 

También instala una secadora y trilladora de arroz, el “Bailadero Unguía” y al mismo tiempo impulsa al campesino, a cultivar la tierra, para lo cual les fiaba víveres, les proporcionaba semillas y los recursos económicos para la siembra; a cambio de comprarles la cosecha, a precio del comercio, sin cobrarles suma alguna por intereses. También comercializaba con Cartagena, arroz, maíz y madera; así como en Barranquilla, igual negociaba con una firma alemana, la planta llamada Ipecacuana, conocida también como “raicilla”, que era común y silvestre en el Bajo Atrato.  

Otra faceta del señor Cardenio, era prestarle dinero a los empleados públicos, como maestros, malarios y de otras entidades que operaban en Unguía, con la condición que quien les cobraba el sueldo, le cancelaran la deuda en Quibdó, a su señora esposa, Emperatriz Arriaga. Cardenio Chaverra, era líder del partido conservador en Unguía, lo que no obstaba, para que los políticos Chocoanos, independientemente de su afiliación política, se hospedaran en su residencia, cuando llegaban a esa localidad, y justamente, por esas relaciones, logró que Leopoldino Machado, quien fuera Representante a la Cámara, por una conexión que tenía en el Ministerio de Comunicaciones, se instaló una oficina de telégrafos en Unguía.

Vale anotar, que, por la presencia de muchos ganaderos antioqueños en la región, y las visitas frecuentes de Octavio Arizmendi Posada, cuando era Gobernador de Antioquia, en 1966, construyó el puesto de salud, algunas personas, inclusive Chocoanos, quisieron fomentar un movimiento de adhesión de Ungía al territorio Antioqueño, propuesta que fue sofocado por Cardenio y sus paisanos: Pastor Machado, Rómulo Rentería y Napoleón García, con quienes lideró que Ungía, ascendiera a la categoría de municipio, incomodos al igual que el resto de la comunidad, que los impuestos que recaudaba la Administración Municipal, de Acandí, no invirtiera un solo peso, en obras para el Corregimiento de Unguía. Cuando yo era estudiante en Bogotá, me relacioné y traté muy de cerca a Hernando, uno de los hijos de Cardenio Chaverra, cuando éramos estudiantes universitarios e integrantes del Grupo de Danzas y Cantos Folkloricos del Chocó, de la Universidad Nacional. “Nando”, como le decimos a Hernando, hablaba de Unguía, de la fertilidad de esa tierra y exhibía con orgullo una fotografía publicada en el diario El Espectador, en la cual figuraba él, mostrando una yuca gigante, que media más de un metro y pesaba poco menos de una arroba; así eran los productos agrícolas de Unguía.


Cardenio Chaverra Mena, definitivamente, fue el gran patriarca de Unguía Don Cardenio Chaverra, tuvo 32 hijos con 10 madres, así: Bárbara Romaña, madre de Juvenal Chaverra. Ana Gamboa, madre de Eva, Isaura y Fabio Chaverra. Emperatriz Arriaga, madre de Jorge, Cardenio Antonio, Hernando, Nuria, Enith, Iván, Álvaro, Emperatriz, Rosmira, Zulia y Juan Manuel Chaverra. Isabel Duque Pineda, madre de Diego Chaverra. Timotea Caraballo, madre de Alipio, Franklin, Diógenes, Eliecer, Aleyda, Yaneth, Oneida y Aristarco Chaverra. Felicia Pineda, madre de Adolfo, Emerita, Graciela y Ángela Chaverra Emilia Elle, madre de Melba Chaverra Ana Isabel Velázquez, madre de Olga Chaverra. Emelina Juncar, madre de Jimmy Chavera Severiana Blandón fue la madre de René Chaverra.


«De las Escuelas Públicas para varones en Quibdó En Quibdó»

Donde hoy se encuentra ubicado el Mega Colegio, en el pasado se habían construido varias edificaciones en concreto, de una planta, donde funcionaron varias de las escuelas públicas para varones; entre esas, la Lisandro Mosquera, la Camilo Torres y la Santander; por esa razón, al Barrio Cristo Rey, antes que oficialmente le pusieran ese nombre, lo llamaban el Barrio Escolar. 

En la denominada época de la violencia en Colombia, por allá en los años 1953 o 1954, siendo presidente de Colombia, el Teniente General, Gustavo Rojas Pinilla, llega a Quibdó, un pelotón de soldados del Batallón Bomboná, procedente de Puerto Berrio (Antioquia) con el objetivo de controlar el orden público, por eso, las autoridades de ese tiempo, deciden alojarlo en uno de los bloques, que ocupaban las escuelas mencionadas anteriormente. 

Tiempo después, se resuelve aumentar el pie de fuerza y traen a Quibdó, al resto del personal del Batallón, y ocupan todas las instalaciones escolares; razón por la cual se resuelve alquilar casas grandes, preferiblemente de dos plantas, para que funcionaran las escuelas de varones. En la época que cursé la primaria, las escuelas eran: La Lisandro Mosquera, sólo para estudiantes del primer año, la Camilo Torres, para los de segundo año, la Simón Bolívar, para los de tercero y la Jorge Valencia Lozano, para los de cuarto y posteriormente el quinto, que remplazó el curso que en un tiempo se llamaba preparatoria. 

También existió otra escuela, la Ospina Pérez, para estudiantes repitentes de primero y segundo año, a la que le decían peyorativamente, “Ospina chere”. Vale anotar, que años atrás, antes de mi ingreso a la primaria, el quinto año como tal, no había en las escuelas, en su lugar había un curso, que se llamaba preparatoria, anexo al Colegio Carrasquilla y la Escuela Normal de Varones; es por ello, que cuando dicho curso (preparatoria) deja de ser parte de los colegios antes mencionados, y lo incorporan a la Escuela Jorge Valencia Lozano, lo denominan, como el quinto año de primaria. 

Es preciso poner de presente, que la Escuela Normal de Varones, tenía su escuela anexa, con sus cursos de primero al quinto, a diferencia de las otras escuelas, que funcionaban con un solo curso, como anoté al comienzo del relato. Esa escuela, era para que los futuros maestros, hicieran sus prácticas. Para el año de 1957, el Batallón Bomboná, se regresa a su sede de origen, Puerto Berrío, y como consecuencia de ello retornan las escuelas a sus instalaciones, y en 1958, se introduce una reforma, en el sentido de crear una escuela, que al igual que la anexa de la Normal de Varones, tuviera los cinco grados escolares, para ello resolvieron seleccionar un número de estudiantes de cada curso de las distintas escuelas, vale decir, de la Lisandro, Camilo, Simón Bolívar y de la Valencia, para dar inicio a la Escuela Piloto Matías Bustamante Mesa. Para dicha selección, se tuvo en cuenta aspectos, como el comportamiento, rendimiento académico y capacidad económica de los padres, para costearse el uniforme diario y el dominical. A partir de la experiencia de la Matías Bustamante Mesa, todas las escuelas tuvieron completos los cinco grados de la primaria.

En mis tiempos de la primaria, se veían las siguientes asignaturas: Lectura, Escritura, Ortografía, Aritmética, Geometría, Geografía del Chocó, Historia del Chocó, Botánica, Zoología, Mineralogía, Higiene, Religión, Historia Sagrada, Instrucción Cívica, Urbanidad, Dibujo, Canto, Educación Física, y Trabajos Manuales (hacer figuras en barro, peña, tapas, etc.). 

Adicionalmente, había que asistir obligatoriamente, a misa todos los domingos. Para las clases existía la doble jornada, así: En la mañana de 8:00 a 11:00 A.M., en la tarde, de 2 :00 a 5:00 P.M., de lunes a viernes, y el sábado, media jornada de 8:00 a 11:00 A.M.; había un descanso o recreo de 30 minutos en cada jornada.

Fueron mis maestros, Gilberto Becerra (+) Amada Cuesta de Rosero (+) Dora María Milán Paz, Arturo Domínguez y Camilo Enrique Rentería Cuesta, a quienes agradezco sus enseñanzas y consejos para ser una persona de bien.

ÑAPA: Las mujeres hacían la primaria en las siguientes escuelas: La República de Colombia, para las de primer año, La Benicia Domínguez, para las de segundo año, La Francisco José de Caldas, para las de tercer año, La María Montessori para las de cuarto y quinto, y la Escuela República de Venezuela, era para las repitentes de primer y segundo año. La única escuela de mujeres, que tenía los cursos completos de primero a quinto, era la Escuela Anexa al Instituto Pedagógico Femenino de Quibdó, hoy IEFEMP. Las asignaturas eran las mismas que veían los varones, además, recibían clases de Puericultura y Economía Doméstica, como también Trabajos Manuales (coser, bordar, tejer, pegar botones, hacer remiendos).

«De otros Establecimientos Educativos de Quibdó».


El escritor César Rivas Lara, difundió unos audios, en los que narró con suficiente ilustración, la creación del Colegio Carrasquilla, la Escuela Normal Superior para Varones y el Instituto Pedagógico Femenino de Quibdó, y como en una de mis crónicas anteriores expliqué, sobre la creación del Liceo de Bachillerato, femenino, en esta oportunidad para cerrar el ciclo educativo, me referiré al Colegio de la Presentación, del Instituto politécnico Femenino, de la Escuela Media de Artes y Oficios, Mariano Ospina Rodríguez (no confundir con la Ospina Pérez) y del Colegio Antonio María Claret (El Claretiano).


En el siglo pasado, fue muy evidente y marcada la discriminación en contra de la mujer, en especial su acceso a la educación superior en el Chocó; por ello marcó un hito la creación del Instituto Pedagógico Femenino de Quibdó, tras una ardua lucha de la dirigencia Chocoana.


Vale precisar, que las primeras Chocoanas, en graduarse como educadoras lo hicieron en otras ciudades; como Popayán, Cali, Cartagena, Medellín y Bogotá; entre la cuales podemos citar como ejemplo: Débora Asprilla, Judith Ferrer Herrera, Rosita Ferrer Ferrer, Digna Asprilla, Francisca Lozano Lozano, Teresita Martínez, Clara Perea Hinestroza, Enriqueta Chalá Londoño, Sonia Henry, etc. De la primera promoción del Pedagógico, no tengo referencia, sino de la segunda, que sobreviven con 100 años cumplidos, Ezequiela Urrutia Lemus, en Quibdó y Tita Alicia Mosquera, en Bogotá. De esa promoción, fue mi mamá, Leonor Londoño Machado.


La concepción retrograda, que la mujer no podía acceder a la educación superior, sino para desenvolverse en labores domésticas y criar hijos, retrasó la formación académica de las Chocoanas, en estudios secundarios y de contera, en lo profesional. Vale recordar, como en la primaria, se notaba esa orientación, en algunas asignaturas que se veían como: Puericultura y Economía Doméstica, Educación para el Hogar y en los trabajos manuales.

Colegio Antonio María Claret


Surge como una escuela para primaria, a petición de unas damas de la sociedad Quibdoseña, a los sacerdotes Claretianos, para tener más cerca de sus casas, a sus hijos y así ejercer un mayor control, sobre ellos, que acababan de terminar el segundo año de elemental, cursando previamente el Kinder y el primer año, en la primaria que funcionaba en el Colegio de la Presentación. Y es que, contando con una escuela en el sector, no tenían la necesidad, de matricular a sus hijos en la Anexa a la Normal, que contaba con los 5 grados completos de la primaria; pero ubicado muy lejos del centro de la ciudad. Es preciso anotar, que en la Escuela Anexa de la Normal, estudiaban los jovencitos de la llamada sociedad Quibdoseña, al igual que los de la clase media y popular.


Vale recordar, como en los años 50, después del Puente García Gómez, hasta la Normal, no había construcciones, salvo una casa del señor Miguel Bechara, que quedaba en la loma, donde se bifurca la vía, para ir al Barrio La Aurora o al Barrio Nicolás Medrano. Por esa soledad, se percibía, que el trayecto a la Normal, era más largo; razón por la cual hubo la necesidad, de adquirir un bus, que no era suficiente para el número de estudiantes que tenía la Anexa. El Bus, en principio fue conducido por Saúl Paz, conocido como “Saúl Vaca” (papá de Borojó) y posteriormente por Baudilio Asprilla, papá de Marco Asprilla, conocido, como “Marco Severa”.

Colegio de la Presentación.


Su sede funcionó en la Carrera Segunda, con Calle 25, donde está el Gimnasio de la Universidad Tecnológica del Chocó, fue manejado por monjas de la congregación de la Presentación y fue uno de los primeros establecimientos educativos de secundaria, en el Chocó. En ese claustro, se estudiaba Secretariado y Comercio, único en su género en el Chocó, hasta cuando en 1958, inició en esa modalidad, el Liceo de Bachillerato y Comercio; en principio, los estudios duraban tres años y posteriormente se aumentó a cuatro.


Las estudiantes, además de contabilidad, mecanografía y taquigrafía, veían materias de cultura general, igual que en cualquier otro establecimiento de secundaria, de ese entonces; como matemáticas, inglés, historia de la Iglesia, historia, ciencias naturales, geografía de Colombia, etc.


En la Presentación, fue muy conocida la Hermana Raquel, a quien le decían “Raquelorum”, era autoritaria, regañona y según el decir de las estudiantes, “jodona”, tenía las uñas listas para pellizcar y una regla, para pegarle a las estudiantes; por el estilo de la Profesora Carmen Rentería Salazar, en la Anexa del Pedagógico.


El Colegio de la Presentación, tenía una escuela primaria, completa en los cinco grados; pero era la única mixta, en todo el Chocó, desde el kínder, hasta el segundo año. En la anexa, había una monja, como una especie de coordinadora, la Hermana San Joaquín, que contrastaba con la hermana Raquel, en su manera de actuar y comportarse con los estudiantes.

Instituto Politécnico Femenino


Lo conocí funcionando, en la Carrera Segunda, al costado de la Catedral, donde funcionó una sede de la Universidad Tecnológica del Chocó, ahora un espacio, para la venta de artesanías, al lado de la Clínica Funvida. Posteriormente, fue trasladado a la edificación de dos plantas, en frente del bloque donde funciona, el Instituto Pedagógico, hoy IEFEMP, hasta cuando se dio su integración a ese Colegio.


En ese establecimiento educativo, se enseñaba Modistería, con especialidades en Bordados a Máquina, o Bordados a mano, y adicionalmente, les enseñaban a tejer con dos agujas. Las estudiantes, podían confeccionar toda clase de vestidos, para damas, jovencitas y niñas, para toda ocasión, faldas, enaguas o polleras y blusas; los bordados, tanto a máquina, como los hechos a mano, eran unas verdaderas obras de arte; igualmente les enseñaban a elaborar muñecas de tela, felpa y peluche, figuras de animales, etc.


Inicialmente los estudios duraban tres años, pero posteriormente se amplió a cuatro y se enseñaban las mismas asignaturas, de los colegios de secundaria y fue el primer colegio femenino en Quibdó, en contar con una Banda de Guerra, hoy de paz. El Politécnico, después, por disposición del Ministerio de Educación, al igual que el Liceo Femenino de Bachillerato y Comercio, se integraron al Instituto Pedagógico Femenino de Quibdó.


El título que recibían las egresadas, era Expertas en Modistería y Bordados a Máquina, o en Bordados a Mano, según la especialidad, por la que la estudiante, hubiera optado.

Escuela Media de Artes y Oficios, Mariano Ospina Rodríguez


Funcionó, en la sede que hoy ocupa El Cañizales y su Escuela Anexa, los estudios duraban 3 años, que posteriormente fueron ampliados a 4. Se enseñaba Ebanistería, que los capacitaba para hacer toda clase de muebles y relacionado con la madera, también Mecánica Automotriz, que los habilitaba para desarmar y armar un motor ; así como su reparación, e inclusive un torno, hacer algunas piezas mecánicas; los estudiantes de Metalmecánica donde hacían con hierro y aluminio, sillas, camas, cunas, ventanas, protectores para las mismas, pupitres, etc; y la otra especialidad era Fundición.


Los estudiantes de la Escuela de Artes, coloquialmente conocida como la Artesanal, además de la teoría y práctica de su especialidad, veían las mismas asignaturas, de los establecimientos educativos de secundaria.
El título que recibían los egresados de la Escuela de Artes, era Experto, en Ebanistería, en Mecánica Automotriz, en Metalmecánica o en Fundición.
Los egresados de La Escuela de Artes, podian ampliar su conocimiento y formacion practica en Medellin, en el Instituto Pascual Bravo.
La Escuela de Artes, posteriormente, fue integrada, al Colegio Carrasquilla, Por disposición del Ministerio de Educación.


«Gobernadores en el Chocó, en la Presidencia de Rojas Pinilla»


Antes de la escogencia de Gobernadores, por elección popular, conforme a la Constitución del 1991, esos mandatarios, que los nombraba el Presidente de la República, de terna que le presentaban los parlamentarios, generalmente los escogían de Chocoanos residentes en Bogotá, eran personas con muy buena hoja de vida y reconocida honorabilidad.


Su llegada a Quibdó, era un acontecimiento, lo iban a recibir al Puerto Aéreo, cuando acuatizaban los aviones, o en al Aeropuerto del Caraño, cuando aterrizaban. En esa recepción, participaban sus familiares, amigos, copartidarios y hasta delegaciones de las escuelas, de Quibdó.


En la época, en que fue Presidente de la República de Colombia, el General Gustavo Rojas Pinilla, tuvimos los Chocoanos, 4 gobernadores, en su orden así: El Capitán del Ejército, de apellido Cano, para ese entonces Comandante del Batallón Bomboná, después, el Chocoano, Miguel Ángel Arcos, Médico y Teniente de Corbeta, de la Armadas Nacional, posteriormente, un Teniente Coronel del Ejército, de nombre Carlos Ortiz Torres y el Abogado Guillermo Valencia Ibáñez, llamado por sus familiares y amigos, como “Chóforo”.

La designación del Capitán Cano, no fue bien recibida por la dirigencia Chocoana, le faltaba pelo pal moño, como dice la gente; por eso su mandato fue efímero, todo lo contrario de su remplazo, Miguel Ángel Arcos, muy querido por los Chocoanos, y su gestión, gozó de merecido reconocimiento. Después vino Carlos Ortiz Torres, quién no gozó de mucha popularidad, se comentaba, que era algo displicente, poco querido por la sociedad Quibdoseña.

La animadversión que le tenían a Carlos Ortiz Torres, fue tal, que la noche anterior de su partida, para Bogotá, le montaron una chirimía, cerca de su residencia, que repetidamente, interpretaba un tema musical, que parte de su letra decía:” Plánchame la ropa, que me voy mañana, como te la plancho, como te la plancho, si no tengo ganas…”. Esa canción estaba de moda en los bailaderos de Quibdó.

Llegada del gobernador Guillermo Valencia Ibáñez en un hidroavión de la FAC.


Al día siguiente, para la llegada del nuevo Gobernador, el Dr. Guillermo Valencia Ibáñez, el Aeropuerto, estaba lleno de gente, hasta el tope, con los muchos que iban a recibir al Gobernador y los pocos acompañantes de Ortiz Torres, entre ellos, sus Secretarios de Despacho, que no eran Chocoanos, que también partían.
Nací y viví buena parte de mi niñez, en una casa de varios apartamentos, de propiedad de los hermanos Bechara Banna, que aún se encuentra ubicada, en la Carrera 2ª, entre Calles 30 y 31, frente al Parque Manuel Mosquera Garcés, muy cercana al Aeropuerto y como yo, era medio novelero, me fui para el Aeropuerto, a observar el acontecimiento de la llegada del nuevo Gobernador.

El de uniforme blanco es el chocoano Miguel Ángel Arcos gobernador del Chocó impulsor de grandes obras de infraestructura como el edificio 8 pisos, el hotel de Turismo Citará,cuyo proyecto fue presentado por el arquitecto chocoano Camilo Mayo ante las autoridades. La foto registró ese momento


Cuando acuatizó el avión, con el Gobernador, alguien de la multitud, gritó con voz fuerte “viva el Chocó libre” y seguidamente observé, como la gente corría, no sabía que estaba pasando; pero si escuchaba que la gente decía, lo chuzaron, lo chuzaron; pero como estaba advertido, desde que tengo uso de razón, que cuando uno ve, a la gente correr, no pregunta el por qué, sino que también corre, me dije para mis adentros, paticas para que las tengo, y como un cohete, salí disparado para mi casa.


Después me enteré, que un acompañante de Ortiz Torres, de apellidos Velosa Peña, había ripostado “Siquiera que no vamos, de esta tierra de negros miserables” ante lo cual no se hizo esperar la reacción de Don Enrique Santacoloma, miembro prestante de la Sociedad de Quibdó, que siempre portaba una navaja automática, con la que hirió gravemente, a Velosa Peña, en el abdomen.


El señor Velosa Peña, se salvó de la muerte, gracias a Dios y a los médicos, que lo atendieron en el Hospital San Francisco de Asís, en ese entonces ubicado, en la subida del Barrio Tomás Pérez, donde posteriormente, funcionaron los Colegios Armando Luna Roa y el Manuel Santacoloma.


Guillermo Valencia Ibáñez, acorde con su personalidad, hizo un excelente gobierno, serio y ponderado, le correspondió la transición del Gobierno de Rojas Pinilla, con la etapa que inicia el denominado Frente Nacional, una especie de alianza, entre el Partido Liberal y el Conservador, para compartir entre ellos, el poder en Colombia, dando inicio a llamada Alternación, con paridad en todos los cargos del Estado Colombiano.


Lo anterior equivalía, a que cada cuatro años, gobernaba un partido, y se inició con el Partido Liberal, poniendo como candidato a Alberto Lleras Camargo, de 1958 a 1962, a quien sucedió Guillermo León Valencia, Conservador, desde 1962 a 1966, seguido del liberal Carlos Lleras Restrepo, desde de 1966 a 1970 y finalizó con la elección de Misael Pastrana, del Partido Conservador, de 1970 a 1974.

 Adicionalmente se pactó, la paridad y milimetría; consistente en repartirse equitativamente entre los dos Partidos, los Ministerios, Embajadas, Consulados, Departamentos Administrativos Descentralizados, y cuando esos organismos, no eran pares, compensaban al otro partido, con alguna Gobernación, que también eran repartidas de la misma forma; también se repartían las Alcaldías y en éstas, los cargos por igual, lo mismo que las Inspecciones de Policía.


Vale anotar, que cuando le correspondía el turno a la Presidencia, a uno de los partidos, el candidato que éste escogiera, le votaban unidos los del otro partido y así, sucesivamente.


De Rojas Pinilla y su Presidencia, en el Chocó.


Durante el período que Gustavo Rojas Pinilla, fue Presidente de Colombia, cursé varios años de primarias, por ello, al término de su mandato, entre muchachos, compañeros de estudio, comentábamos sobre su gestión y coincidíamos, que Rojas Pinilla, había sido el mejor presidente que había tenido Colombia. A esa conclusión llegábamos, sin hacer una valoración seria, de sus antecesores, porque sus ejecutorias si las hubo, no las habíamos percibido.

Teníamos claro, como en la Administración de Rojas Pinilla, se puso en funcionamiento el primer y único Parque Infantil completo, que ha tenido Quibdó; en donde hoy, se puede apreciar el Parque Manuel Mosquera Garcés. El Parque infantil, se llamaba Francisco Rojas Escarpeta, quien era Coronel y Director de la Policía Nacional.

Parque Rojas Escarpeta, al lado el Hotel de Turismo CITARA , el parque hoy se llama Manuel Mosquera Garces

El Parque, contaba con columpios, deslizadores, ruedas giratorias, además tenía una pista para bicicleta, con su peralte, como en pequeño velódromo y hasta una piscinita. Para la inauguración del Parque, el Sargento Torres, fundador de la Policía Infantil, quien nos enseñó rondas y cantos y juegos infantiles.

En diciembre, de Presidencia, enviaban juguetes importados de Estados Unidos, como carritos de propulsión, pelotas, balones, muñecas de cuerda, casitas, etc. Todo eso, para regalo de los niños de clase popular, que se entregaban en el cuartel de la Policía, que estaba ubicado, donde hoy funciona el Sena.

También, en el gobierno del General Rojas, se adelantaron unas construcciones, de las cuales nos sentíamos orgullosos, porque avizorábamos, que Quibdó dentro de muy poco, se convertiría en una ciudad de verdad. De las construcciones, podemos mencionar las llamadas casas “Territoriales”, las primeras de material, en la Carrera Séptima, entre Calles 24 A con 25, y las ubicadas también en la Carrera Séptima, entre Calles 29 y 30. Los maestros de obra, vinieron del interior del país; porque en el Chocó, no había personal calificado en ese tipo de construcciones. Vale acotar, que los constructores de las casas, un fin de semana, les dio por emborracharse con una mescolanza rara, que llamaron “Burundanga”, se intoxicaron y no vivieron para contar la historia.

Se construyó también en el citado gobierno, la edificación del Hotel de Turismo, donde hoy funciona la Universidad Antonio Nariño, el edificio 8 pisos, los dos bloques, de 2 y 4 plantas, donde funciona el IEFEM; la firma constructora, se llamaba Moggio y los maestros de obra, Bogotanos. La edificación, donde funciona escuela anexa del IEFEMP, su diseño inicial era de varias, y para ser la sede de Sendas; institución del Orden Nacional, bajo la dirección de María Eugenia Rojas, hija del Presidente. Sendas, tenía varias funciones, una de ellas, era la atención de la niñez pobre y desamparada; pero lamentablemente, la construcción que se había proyectado, antes que concluyera, se terminó el Gobierno de Rojas.

En las escuelas, se implementó el restaurante escolar, la comida era balanceada, no se utilizaban, pocillos, platos y cubiertos desechables ni de plástico, y los profesores, tenían la misión de enseñarle a los estudiantes, a manejar todos los cubiertos. En las escuelas, se repartía a los estudiantes, leche (en polvo o previamente hervida, que venía empacada al estilo de los bultos de cemento, la llamaban “Leche Sendas”. 

En la época de Rojas Pinilla, llegó a Quibdó, importado de Estados Unidos, latas de camarones secos y salados, y el famoso Corned Beef (carne de res, en español) denominado por el común de la gente “Cornebi”; su valor era de 50 centavos de un peso, lo que le permitía al pobre, con dos latas, que valían 1 peso, menos de lo que valía una libra de carne, “bajar del fogón a Marco”, en el lenguaje popular cuando marco estaba montado en el fogón, significaba, que no tenían nada para comer.

Vale anotar, del Gobierno Rojas, en una ocasión, visitó a Quibdó, su hija María Eugenia, quien quiso conocer a Istmina, en ese tiempo, en la carretera había que trasbordar el paso del Río Certegui, pero éste, se había desbordado y no hubo forma de cruzarlo, razón por la cual a María Eugenia y su comitiva, tuvieron que regresarse a Quibdó.   Posteriormente, por orden del Presidente Rojas, vinieron ingenieros de Bogotá, que iniciaron la construcción del puente, que en la actualidad le está sirviendo a los chocoanos y hasta el momento por la calidad de la obra, no ha sido objeto de ningún tipo de reparación.

Fue Rojas Pinilla, en su mandato, quien consideró que el Chocó, por su posición geográfica y estratégica, debería contar con un buen aeropuerto (recordar que antes, los aviones acuatizaban) y sostenía el Presidente, que Quibdó, estaba más cerca de Europa, que haciendo el viaje desde Bogotá.  En efecto, en 1954, se inician los trabajos de desmonte del terreno, con soldados del Batallón Bomboná, y en forma posterior, llegan a Quibdó, los ingenieros y maquinaria para la ejecución de la obra, que se inauguró en 1957.

Aeropuerto El Caraño construido por ingenieros militares durante el gobierno de Rojas Pinilla

Debo anotar, que cuando terminó el Gobierno de Rojas Pinilla, por falta de mantenimiento, los juegos del parque infantil, se deterioraron, nadie los arregló o cambió por otros y la piscina se convirtió en un criadero de sapos.

El análisis que del Gobierno Rojas, que hacíamos los muchachos de la escuela, sólo tenía un reparo, la intención de desmembrar al Chocó, para ser repartido entre los Departamentos del Valle, Caldas y Antioquia; pero lo positivo de esa tentativa, fue que sirvió para unir por primera vez, la   dirigencia política y al pueblo Chocoano, sin distingos de género, credo religioso, color político, para salir a la calle, en defensa de la Chocoanidad y su unidad territorial.

El General Gustavo Rojas Pinilla, ascendió al poder el 13 de junio de 1953 y cayó, el 10 de marzo de 1957.

Postada

Rojas Pinilla en Quibdó en 1950

Rojas Pinilla en el río Tutunendo.

Hace poco me enteré gracias al periodista Gonzalo Diaz Cañadas director del Archivo Fotográfico y Fílmico del Chocó que Rojas Pinilla había visitado Quibdó durante el año 1950 cuando se desempeño como Ministro de Correos y Telégrafos en el gobierno de presidente Mariano Ospina Pérez, de cuya casa siempre fue afecto.

Rojas Pinilla en su estadía en Quibdó compartió con el dirigente Guillermo Valencia Ibáñez con quien aparece en fotografias de paseo en Tutunendo como lo evidencia la fotografía que nos aporta Gonzalo Díaz Cañadas, editor de el Manduco.

Años después durante la presidencia de Gustavo Rojas Pinilla nombra a Valencia Ibáñez conocido como «Choforo» ,como su gobernador civil



«De Costumbres, Hechos y Canciones»



Nuestros campesinos en el Chocó, cuando tomaban la decisión de casarse, pero no había sacerdote en el lugar donde residían entre los preparativos estaba la construcción de una o varias Balsas, para trasladarse por el río, desde el sitio del casamiento, al lugar donde se celebraría la ceremonia. La Balsa, se construía, juntando varias canoas de las más grandes, le colocaban encima tablas, como una especie de plataforma, para la acomodación de los novios e invitados.

El tema musical “La Balsa”, compuesto por mi hermana Zully, se inspiró en aquella costumbre de nuestros campesinos y de las vivencias que tuvo de niña, cuando viajaba junto con mi mamá, las veces que le tocó trabajar en el área rural, en la época de la denominada violencia, a instancias de la guerra entre liberales y conservadores y por aquella circunstancia, a las maestras, esposas de conocidos liberales, las trasladaban al campo, para que renunciaran.

“Viene a mi memoria y doy testimonio

flotando en una balsa, yo vi un matrimonio

una balsa inmensa, venía sobre el río

y alegres corriendo, gritaban los niños

ahí viene la balsa, ahí viene la balsa…”

A propósito de la Balsa, vale recordar, como a principio de los años 50, si bien yo, estaba muy pequeño, ello no era óbice, para estar pendiente de lo que pasaba y escuchar  a los mayores, sobre la manera como se perpetró una matanza (ahora llamada masacre) que manchó de rojo, las aguas del Río Atrato, cerca de la desembocadura del Río Munguidó, en el Gobierno de Laureano Gómez; cuando al Chocó, trajeron desde Boyacá, unos personajes que denominaban “Chulavitas”, una especie de policía secreta, agentes del terror al servicio del gobierno, reclutados con el propósito de hacerle frente a la “Chusma” (hoy llamada guerrilla) y a militantes del Partido Liberal, supuestamente afines con esa causa. Los “Chulavitas”, instauraron en Colombia, el denominado “corte de franela”, que consistía en cortar por la garganta, la cabeza del oponente, con un machete.

En ese entonces, había en Quibdó, un sacerdote español, de apellido Anglés, quien por sus posturas radicales y retrogradas, siempre suscitaba comentarios; por ejemplo, en su presencia no le podían decir San Pacho, a San Francisco de Asís, porque quien lo hiciera se ganaba su glosa, como decimos en el Chocó, y al personaje que se la velaba, con o sin razón, lo boleteaba  (como se dice ahora) en el púlpito de la Catedral, cambiándole el nombre, supuestamente pronunciándolo en latín, pero de tal forma, que todo el mundo sabía de quien se trataba. Por ejemplo, en una ocasión, refiriéndose al doctor Ricardo Eleazar Valencia Vivas, dijo “Ricardorum Eleazorum Valenciorum”, y al señor Aulio Lozano, le dijo “Auliorum Lozanorum”, porque según el padre Anglés, estaban pervirtiendo a la comunidad, dado que les gustaba bailar y cantar un  merengue dominicano, que estaba de moda, que decía “ al oscuro metí la mano, al oscuro metí los pies, al oscuro hice mi lio, y al oscuro lo desaté”.

Para aquellas calendas, previo el “Argollamiento” o esponsales y demás gestiones que se tenían que hacer ante la curia, previos a un matrimonio, venía procedente de Munguidó, con destino a  Quibdó, una Balsa repleta de campesinos, con el propósito de celebrar el casamiento, por ser el sitio más cercano, del mencionado Río, donde había sacerdote. Dijeron las malas y buenas lenguas de ese tiempo, que los “Chulavitas”, fueron informados por el Padre Anglés, que los viajeros de la Balsa, no eran campesinos, sino “Chusmeros” y el resultado fue, que un puñado de hombres, mujeres y niños (no hubo registro del número) murieron acribillados vilmente.

Los cadáveres, flotaron río abajo, nadie se atrevía a recogerlos por temor a sufrir represalias, y a las bocas del Atrato, fueron a parar. Versiones llegaron a Quibdó, que una señora embarazada, que iba sola en una canoa, al momento de los disparos, del susto se le anticipó el parto, y acostada en la champa, con el niño en brazos, se fue aguas abajo y horas después, la canoa arrimó en una orilla, donde ella y su bebé, fueron asistidos por lugareños.

Justo en tiempo de la matanza, procedente de Cartagena, venía por las bocas del Atrato, subiendo para Quibdó, La Espartana, una patrullera, de la Armada Nacional, haciendo un recorrido de inspección, y a su paso se encontró con los cadáveres, que la gente no se atrevió a recoger y menos informar a las autoridades civiles, de los hechos acaecidos en Munguidó. Fue la tripulación de la Espartana, que divulgó en Quibdó, de manera formal ante las autoridades locales, sobre el reguero de muertos baleados, por proyectiles oficiales. 

En aquella época, el cuartel de la Policía, estaba ubicado, exactamente donde hoy están las instalaciones del Sena, la Espartana; fondeó a orillas del Atrato, muy cerca de la Policía, lo que no fue del agrado de éstos, las tensiones entre esas dos fuerzas,  del Estado, se hicieron evidentes y en alguna calle o lugar de Quibdó, hubo un cruce de palabras entre efectivos de la policía y de la armada; al punto que posteriormente se dispararon entre sí, sin hechos que lamentar, entre miembros de la policía, desde su cuartel y los de la Espartana, desde la patrullera.

Por la matanza cometida a nuestros campesinos de Munguidó, nadie respondió, no tuve conocimiento, que al Padre Anglés, lo hubieran reprendido sus superiores; para las víctimas y su familia, no hubo reconocimiento, verdad, justicia, reparación y no repetición; los muertos de Munguidó, se quedaron perdidos y en el olvido, ya nadie los recuerda, a diferencia de la otra matanza, la de Bojayá. Fue sin lugar a dudas la  matanza de Munguidó el primer falso positivo en el Chocó,

Esos actos de barbarie y el absurdo enfrentamiento entre liberales y conservadores, que dividió familias, amigos y dejó miles de muertos, en Colombia, sirvieron de inspiración  a partes de la letra, del tema musical compuesto por mi hermana Zully, de nombre “Mis Recuerdos”, que muchas personas lo denominan “Dejen ahí”, cuando hace referencia al machetico pompo de mango quebrado del abuelo, que le sirvió para defenderse, porque en esos tiempos, andaba en el monte, luchando por su vida, la de su familia y por sus ideales, donde morían godos y liberales, tierra y ríos de su patria, que tanto inocente tiñó con su sangre y aparecían cadáveres entre los sanjones y en los matorrales, y morían godos y liberales .


Riosucio, bajo el fuego,el agua y la erosión(Segunda Parte)



Muchos desconocen la importancia que tuvo Riosucio, en el desarrollo del Chocó, ya que la civilización hacia el interior del Chocó, entró por el Río Atrato, iniciando por Riosucio, que fue epicentro del comercio con la Costa Atlántica y el exterior, pues de allí se exportaba la Tagua o marfil vegetal, para la elaboración de botones y figuras artísticas decorativas, lo mismo que la Ipecacuana o raicilla, para la elaboración de productos farmacéuticos, como antibióticos.  También se exportaba a Europa,  plumas de garza, para francia e Inglaterra para la elaboración de adornos para sombreros y abanicos.  Los Ríos Salaquí y Truandó, sus tierras, fueron utilizadas para el pastoreo de ganado vacuno, a grande escala.

No se debe desatender que el Río Truandó, fue una vía importante para la comunicación con  el Pacífico, para Juradó y hoy se encuentra taponado por troncos de madera y especialmente por la planta denominada buchón de agua (Eichornia Trysipes) que absorve el oxigeno del  río, que por ende ocasiona la muerte de toda clase de peces; sólo se salvan las tortugas, babillas y quicharos, por ello urge tomar correctivos frente al particular.

La explotación del caucho y el cacao, fueron renglones importantes en la economía del Municipio de Riosucio, así como el funcionamiento de grandes compañías madereras, tales como:  Maderas de Urabá, Mavisa,  Maderas Riosucio,y Maderas del Darién, que producía el Triplex Pizano.

Riosucio, tuvo una fuerte influencia de la Costa Atlántica (en especial de Cartagena) tanto en su cultura, como en el mestizaje de la población, en ese aspecto se destacan los apellidos: Olier, Porto, De los Ríos, Ariza, Beltran, Prada, Ballestas, Correa, Taborda, Baca, Mogollon, etc. Fue tierra de grandes músicos, sobre todo ejecutantes  de Violín  y Guitarra instrumentos que se fabricaban en la población; los bailes eran amenizados por sextetos que estaban conformados por firolina o dulzaina, guitarra, bongó, claves,  maracas y marimbula, instrumento consistente en una caja de madera, con sunchos metálicos adheridos a la misma, que produce un sonido similar al de un bajo,  dicho instrumento fue  introducido por  Cubanos, que llegaron a trabajar en el Ingenio Azucarero de Sautatá.  Vale anotar, que los sextetos fueron perdiendo vigencia, cuando ingresaron los primeros Picot, procedentes de la Costa Atlántica.

Riosucio, fue cuna de importantes personalidades del Chocó, y a la larga lista de nombres ya publicados en otros escritos y libros, algunos no han sido mencionados, entre los que figuran los  de,  Víctor Dionisio Ariza Prada, quien fue estudiante y Rector de la Escuela Normal de Varones de Quibdó, Licenciado en Matemáticas y Física de la Universidad de Tunja, en donde fue Profesor y Prefecto, Gobernador del Departamento del Chocó,(1963 a 1965) Representante a la Cámara (1966) Senador de la República(1970) profesor de la Universidad de Antioquia, Jefe del Departamento de Matemáticas de la Universidad del Valle, al igual que en la Universidad Central de Valencia( Venezuela)  Luís Víctor Ariza Prada, Veterinario y Zootecnista,  profesor de la Universidad de Córdoba, en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, fue el  primer Director del Incora, para el Pacífico Colombino, Alcalde Mayor de Quibdó, Secretario de Gobierno del Departamento del Chocó, Ministro Plenipotenciario de la Embajada de Colombia, en Estados Unidos. Benjamín Hidalgo Prada, Maestro egresado de la Escuela Normal de Varones de Quibdó, Licenciado en Matemáticas y Física de la Universidad de Tunja, y primer Chocoano, en trabajar con la NASA (Estados Unidos)

También es del caso destacar a mujeres oriundas de ese municipio, como a  Luisa Isabel Ariza Prada (Lucha Ariza) fue una de las primeras docentes del Chocó, maestra en Riosucio, Ungúía, Acandí, docente de la Normal de Señoritas de Istmina, Profesora del Instituto Pedagógico Femenino de Quibdó, docente en varios municipios del Departamento de Antioquia, y también en el Liceo Nacional Femenino Antonia Santos,  de Bogotá.  María Ezequiela Urrutia, se graduó  en la primera promoción de egresadas del Instituto Pedagógico Femenino de Quibdó,  prestó sus servicios en su tierra natal, en Ungüía y Acandí, entre otras poblaciones, fue Directora y fundadora de la Escuela Anexa a la Normal Manuel Cañizales, en donde también fue docente y Coordinadora de Prácticas, escritora de varios libros, entre los que se destacan Historia del Chocó y Geografía del Chocó.  

Edelmira Maya Quejada, Nutricionista-Dietista, egresada  de la Universidad de Antioquia, Trabajadora Social de la primera promoción de la Universidad Tecnológica del Chocó, fue Secretaria General y de Recursos Administrativos del Departamento del Chocó, en dos oportunidades, la  primera en la administración del Gobernador Miguel Lozano Córdoba y  la segunda con el Dr.  Luís Gilberto Murillo Urrutia.  Se ha desempeñado en la Universidad Tecnológica del Chocó, como  Docente de planta del Programa de Trabajo Social, Vicerrectora Administrativa, Decana de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Salud y Vicerrectora Académica, entre otros. Ha  escrito seis libros sobre temas relacionados con Métodos de Estudios, Intervención Social, Modelos Pedagógicos y Política Social.  

Nhora Helena Arce Quejada, fue la primera Directora del Programa de Enfermería, de la Universidad Tecnológica del Chocó, Consultora de la Embajada de Holanda, ante el Convenio Colombo-Holandes en Salud, Asesora de la Alcaldía de Quibdó, en el Proceso de Organización y Dirección del Sistema Municipal de Seguridad Social, Directora Seccional de la Cruz Roja, en el Chocó, y Directora del Servicio Seccional de Salud del Chocó, Representante del Ministerio de Salud ante la Junta Asesora del Servicio Seccional de Salud del Chocó.   

Hay también una larga lista de profesionales riosuceños destacados:Alcides y Ariel Castro Beltrán,Edilberto y Goar Gutiérrez,Mario Arce Quejada y Aladino Palacios alcaldes,Alfonso Olier Porto,Jorge Giraldo Díez Diputado QEPD y muchos amigos más que han contribuido al buen nombre de esta región.


Endemias del pasado (Primera parte)

A principios del año pasado, con la aparición del Covid 19, en Quibdó, se comentaba por todas partes sobre su llegada a Colombia, y su propagación por gran parte del territorio nacional, con cero casos, en el Chocó, se especulaba sin ningún criterio científico, que la raza negra, era inmune al virus; pero al fin llegó, se instaló en el Chocó, y resultó que la mayor parte de la población, hemos tenido afectación del Covid, en la medida que han fallecido familiares muy cercanos, amigos entrañables, al igual que conocidos de vieja data.


Con la pandemia regada por todas partes, el tema, se abordaba en todos los escenarios y por ello, a instancias del amigo Leonardo Montoya, su hermano Roberto y Duglas Cújar, me invitaron para que en compañía del también amigo Elías Córdoba Valencia, habláramos por la emisora Q. Radio, sobre nuestro conocimiento, de alguna otra pandemia o endemia, que se hubiera presentado en el pasado, en la población Chocoana.


Resultó que ninguno de nosotros, había escuchado a padres o abuelos, mencionar enfermedades o pandemias como el Covid 19; pero si teníamos referencia, que fuera de estos lares había existido entre otras: El Cólera, que menciona García Márquez, en una de sus novelas, la Peste Bubónica, la Gripe Asiática y la Peste Negra, que acabó con un cuarto de la población de Europa.

Foto:OMS

El Chocó, no fue ajeno, a endemias como: El Pian o Buba, Malaria o Paludismo, la fiebre Amarilla, y la Tuberculosis. En el año 1935, se propaga en nuestro territorio, el Pian o Buba, patología, infecto-contagiosa, que afecta, las extremidades, la piel, huesos y cartílagos, como la boca y nariz, deformándolas, causada por la subespecie Pertenue de Atreponema Palladium, que principalmente ataca a la población infantil, más que a los adultos y es propia de zonas selváticas, tropicales, boscosos y húmedos, como del África, Centro América, y el Litoral Pacífico Colombiano. Hubo un momento, en que el Departamento del Chocó, el 85% de la población campesina, resultó afectada por el Pian por sus condiciones de pobreza y falta de higiene.

Quibdó,años 50.Foto Nereo López

El Ministerio de Higiene, hoy Ministerio de Salud, como Política de Estado, implementó una unidad especial, para erradicar el Pian en el Chocó, y se puso en funcionamiento la dependencia denominada ANTIPIÁNICA (los de mi generación, recordamos esa oficina) que inicia una campaña agresiva contra el Pian, que duró varios años y finalmente logró con éxito erradicar de una vez por todas, ese flagelo en el Departamento del Chocó. Para tales efectos,en ese entonces se aplicaba a los pacientes, Penicilina Benzatinica; hoy día, en los lugares donde existe el Pian, lo tratan con Azitromicina.
En ese propósito de combatir el Pian, tuvo un papel protagónico el Dr. José Antonio Rodríguez, un médico interiorano, que dejó raíces en Quibdó y un gran respeto y reconocimiento en la comunidad.

Aviso periódico ABC marzo de 1936

Erradicada la enfermedad, del Pian, el Ministerio de Higiene, asume la tarea de combatir al Paludismo o Malaria y los trabajadores encargados de esa campaña de erradicación, toman el nombre de “Malarios” que aún funciona en Quibdó, como una dependencia adscrita al Ministerio de Salud.
Es de conocimiento público que el Paludismo, se transmite por la picadura de la hembra del Anofeles y que hay 4 especies de parásitos causantes del paludismo humano; de las cuales dos se encuentran en nuestro medio, como son el Vivax y el Falciparum.

Tratamiento contra el paludismo en aviso de publicidad en el Periódico ABC 1936

Los Malarios, recorrieron todo el Chocó, fumigando con el Insecticida denominado Dicloro Difenil Tricloroetano (D.D.T.) Este producto, de olor desagradable, que había que taparse la nariz, al rociarlo dejaba las paredes de las casas manchadas de blanco, y las viviendas, no se podían barrer, sino como a los tres días después de la fumigación. La mucha exposición al mencionado insecticida, causaba daños en el sistema nervioso, en el reproductivo y al feto: como también fallas respiratorias. Si bien el rociamiento del D.D.T. acababa, con mosquitos y cucarachas; también eliminaba gatos.

Control de criaderos realizado por parte de la oficina de Malaria


Con la fumigación, sólo eran felices las gallinas de patio, que comían cucarachas que daba miedo y no les pasaba nada, por condiciones muy particulares del funcionamiento de su molleja. Desafortunadamente, en aquella época, no había ambientalistas, ni entidad protectora de animales.
Hoy día, por recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y otros organismos internacionales, el Ministerio de Salud, suspendió la fumigación con D.D.T. para combatir la Malaria; ahora se propende por determinar donde hay brotes de la enfermedad, para adelantar acciones educativas y control de criaderos; no obstante, como medida extrema, previo a unos protocolos establecidos por el Ministerio, se utiliza Malathion o Sumithion.
Entre los Directores de la Higiene, se pueden recordar a los Doctores Lascario Barboza Avendaño y Mario Garcés Ferrer, de sus primeros funcionarios podemos mencionar a: Eliseo Valencia Becerra, Dimas Mosquera Palacios, Wilfrido Conto Córdoba, Pablo Mena Palomeque, y Víctor Mena. Entre las damas, se pueden también recordar entre otras, a Judith Bustamante, Sarita Garcés Baldrich, y Bertha Pretelt Dueñas.


Endemias del pasado en el Chocó: La Tuberculosis. 



El otro tema abordado, en la Emisora Q. Radio, fue el de la Tuberculosis, que ocasionó, muchas muertes en el Chocó; estaba asociada a la desnutrición, por la pobreza extrema, en que vivía, una gran parte de la población. Dicha patología se produce por una bacteria conocida como el Bacilo de Koch, en reconocimiento a su descubridor, el Dr. Robert Koch, nacido en Alemania. El contagio de la enfermedad se producía, cuando el enfermo, tosía, estornudaba o cantaba, cerca de una persona sana.

 La tuberculosis o Tisis, que ahora, médicos y enfermeras, denominan TBC, se propagó en el Departamento, y la cura en principio no fue fácil; ya que por ser una enfermedad que avergonzaba a las familias que tenían a uno de los suyos contagiado, prácticamente lo escondían, lo ubicaban en el cuarto de san alejo, con puertas y ventanas cerradas, le separaban plato, pocillo y cuchara, para que no contagiara a los demás. En esas condiciones, el enfermo no respiraba aire puro, ni recibía los rayos del sol, que producían efectos terapéuticos, por la generación de vitamina D.

Cuando era de conocimiento público, que en determinada familia, uno de sus integrantes padecía de tuberculosis, las amistades se distanciaban y el trato era de lejitos; las personas mayores, comentaban de la gente que tenía la enfermedad, que a ellos, se les agudizaba el sentido del oído, que escuchaban a grandes distancias.

La cosa fue tan complicada en el Chocó, que tuvimos dos dispensarios antituberculosos; uno en Quibdó, en el Hospital San Francisco de Asís (en la parte de atrás) en su sede inicial, donde posteriormente se establecieron los Colegios Armando Luna Roa y el Manuel Santacoloma. El otro dispensario, funcionó, en el Corregimiento del Siete (Carmen de Atrato) al otro lado de la vía, que conduce a Medellín.  Los pacientes del Siete, se recuperaban primero que los de Quibdó, en razón a que sus instalaciones eran más amplias, no estaban encerrados, respiraban aire puro y recibían la brisa fresca de las aguas del Rio Atrato, contaban con un huerto sembrado de verduras y legumbres, para el consumo de los pacientes, tomaban leche y consumían carne fresca de vaca.

Sanatorio en el 7 , Carmen de Atrato

Recuerdo de las enseñanzas en la escuela primaria, que el tribuno del pueblo, Don Antonio Nariño, sufrió TBC y que lo curaron a punta de leche de cabra. Haciendo memoria, traigo a cuento la época de la niñez, cuando para ingresar a la escuela primaria, era requisito indispensable para matricularse, acreditar haberse realizado el examen de Rayos X, que se hacía en el Hospital San Francisco de Asís; las placas de tórax, las tomaba el Dr. Luis Felipe Díaz Paz, a quien la comunidad y sus familiares llamaban “Dr. Pipí”, por aquello de Felipe, expresión que difería totalmente de la que hoy día, le dan a esa palabra.

Dr. Luis Felipe Díaz Paz , el Dr Pipí

El Dr. Pipí, también hacía exámenes de tórax, en su consultorio particular, ubicado a la fecha de hoy, entre las carreras 2ª y 3ª, con Calle 24, donde está el Palacio de Justicia, frente al Banco BBVA; allí acudían los hijos de quienes vivían cercanos al consultorio y tenían como pagar el valor del examen. En el Hospital San Francisco de Asís, la cosa era a otro precio, gratis, pero todo un viacrucis, la subida era por la calle principal de Tomás Pérez, que no tenía ese nombre, todo el mundo denominaba a ese sector, “la subida al hospital” y no era barrio de Quibdó, ni siquiera una calle, más bien un camino, lleno de pozos, con pocas casas y al final, se encontraba uno con la loma, donde estaba ubicado el mencionado hospital. Al pie de la subida pasaba una quebrada, para cruzarla era sobre tres guayacanes, que hacían las veces de un puente, donde a la gente le tocaba tener buen equilibrio, como en una cuerda floja de circo.

La escalada por esa loma, era otra tragedia, no había gradas de cemento, sino unos escalones labrados en el barro, con pala o barretón y si había llovido, grave la cosa, era el único acceso al Hospital y al pabellón antituberculoso; por allí subían y bajaban cargados a los enfermos y a los muertos también. La Calle 30, a partir de la Carrera 7ª, en la Estación de Gasolina de Don Pedro Abdo García, no tenía vía de acceso para llegar a la Oficina del Tránsito, era otro camino con “changuatales”. Con posterioridad al inicio de los trabajos tendientes a la construcción del Aeropuerto el Caraño, se procede con la adecuación de dicho tramo.

El último paso para la realización del examen de tórax, era, que a la brava se lograba hacer una fila para las mujeres y otra para varones, no se tenía el concepto de pico y tarjeta de identidad (la cédula era a los 21 años) y en el pasado como hoy, la mayoría de la gente no entiende o no tiene claro el concepto del orden, ni respeto a la fila; de tal suerte, que se formaban unas “garullas” y unos “namu namu” … madrazo por doquier y por lo menos tres tapizas y un ojo “colombino”.
Quibdó en días de pandemia por Tuberculosis…quedate en casa.

Vale anotar como recorderis, que para desplazarse desde la Catedral de San Francisco de Asís, al Cementerio San José, el recorrido era por la Alameda Reyes, siguiendo por las Margaritas, pasando luego por “Korea”, después bautizada como la Esmeralda y finalmente seguir por detrás de la loma de San Judas, llamada por algunos como “la calle  del crack”… Así era el Quibdó de antes.

Es del caso poner de presente, que nuestro ordenamiento jurídico laboral, tiene previsto, que los trabajadores de Rayos X y los que se desempeñan en la lucha, contra la tuberculosis, por los riegos que enfrentan, tienen derecho a vacaciones remuneradas, cada seis meses, y que debe considerarse como enfermedad profesional, para efectos de derechos e indemnizaciones, aquella patología que se adquiera, como consecuencia  de su trabajo, tendiente a combatir endemia o pandemia, así no se encuentre clasificada, en el listado de aquellas relacionadas como enfermedades profesionales.


«De salones y Bailes peseteros»



En la década del 50, en Quibdó, se ponen en funcionamiento bailaderos populares, con estructura de tambo o bohío, sin paredes, con barandas, piso de tablas con buena distancia del techo de paja; de tal suerte, que los danzantes no se preocupaban por la falta de ventiladores o equipos de aire acondicionado, para la fecha esos artefactos en nuestro medio no se conocían, eran los tiempos del abanico y de la pepena para echarse viento, sobre todo las damas. La música se escuchaba en máquinas traga níquel, que algunos llamaban erróneamente vitrola, tenían un compartimiento donde iban los discos en vinilo de 78 Rpm (revoluciones por minutos) se accionaban introduciéndole monedas, previa selección del tema o temas, de preferencia del bailador.
De esos bailaderos tenemos los siguientes: 1) Tambodó, ubicado en la Carrera 4ª entre Yesca Grande y Pandeyuca, por los lados del Cinema, de Senén Ángel, fue el primero de los anotados bailaderos, allí se agasajaban a funcionarios públicos, que venían del interior del país, se celebraban fiestas de matrimonio, etc. 2) Mi Bohío, igualmente, en la Carreara 4ª, entre Pandeyuca y Alameda, en frente de la Farmacia Magistral. Después del Plebiscito de 1957, que aprobó el voto para la mujer en Colombia, sirvió hasta de puesto de votación, para que votaran las mujeres por primera vez. 3) El Río Atrato, en la Calle 31, entre Carreras 1ª y 2ª, en el Parque Manuel Mosquera Garcés (antes Parque Infantil) frente al surtidor de gasolina, ubicado en medio de la oficina de Claro y el Restaurante Al Carbón. Dicho bailadero se organizó por una junta cívica de Quibdó, con el propósito de recaudar fondos, para la reconstrucción de los juegos del Parque Infantil, que se habían deteriorado, después de terminado el Gobierno de Rojas Pinilla (muerto el ahijado, se acaba el compadrazgo).

Baile en Tambodó, al fondo se ve el traganiquel

Otro bailadero de renombre fue el Aerobar, quedaba cerca de la orilla del Rio Atrato en la Calle 31, en la parte posterior, donde hoy funciona el Edificio de la Gobernación del Chocó. Su nombre, porque en medio de la Gobernación y la Universidad Antonio Nariño, quedaba el Puerto Aéreo, donde acuatizaban los aviones, antes de la construcción de Aeropuerto El Caraño.
En esos bailaderos, los administradores se reservaban el derecho de admisión, la rumba era sana, diversión pura, no había nada a media luz, menos clandestinidad, los hombres casados iban acompañados de sus señoras esposas, los solteros, con sus novias, amigas o solos. Eran los tiempos que con cartas, poemas y serenatas los hombres enamoraban.
También hubo en Quibdó, otros sitios de diversión, de nivel diferente a los bailaderos antes mencionados, funcionaban en casas, con salas grandes o salones. Esos salones, los sábados abrían sus puertas, como a eso de las 8 de la noche, la sala se encontraba lista, barrida y trapeada, y el ”Picotero” quien ponía la música, revisaba el tocadiscos, la cajita donde venían las agujas, las cuales se tenían que cambiar, cuando habían sonado máximo 8 discos, ya que a partir de ese número, el sonido se distorsionaba; había que chequear también el amplificador y el imprescindible elevador de corriente, que técnicamente elevaba el voltaje, por aquello que esos equipos consumían mucha corriente, lo que de contera implicaba, que el voltaje disminuyera.
El “Picot”, era un bafle construido artesanalmente en madera, de forma rectangular, de 1.20 metros de alto, por 60 centímetros aproximados de frente y de ancho, pintados a mano, con brocha, con dibujos de palmeras, tambores o cualquier instrumento musical, al que le adicionaban dos parlantes, los traían de Cartagena, al igual que la música, especialmente de la Sonora Matancera y sus diferentes cantantes, también de Los Matamoros, el Trío La Rosa, la música de Ángel Viloria, las guarachas de Daniel Santos; en fin, todo lo que sonaba en Cartagena y Barranquilla. El Picotero, era fundamental en los bailes peseteros, la música tenía que ser buena y variada, si la música que sonaba, no era buena, los parejos no bailaban ni se animarían a consumir el trago y eso era grave para el dueño del negocio.

Luz Reneida Escobar, William Bechara y Oney Misas

A los bailaderos podían llegar libremente parejas, o mujeres que ya habían tenido hijos o solteras, sin compromiso aparente, que las atara a un hombre; se presentaban bien bañaditas, bien vestiditas y emperijoyadas (baratijas o joyas de fantasía) sus caras empolvadas y con su colorete en los labios, como eran de origen humilde, usaban perfume barato, cuando no, con agua alucema. Esas parejas, una que otra bailando, se metía su serruchito. Los varones por su parte, compraban su bebida, que era aguardiente o cerveza y tenían la deferencia de compartir trago con las parejas

.
Los hombres, para esos bailes, se ponían especialmente sus pantalones movibles, eran de una tela que por su suavidad, el movimiento de las piernas eran más notorio.


Cuando iniciaba el baile, a las 9 de la noche, los varones estaban atentos para bailar con cualquiera de las parejas presentes, particularmente si el tema musical era bueno y de su predilección; porque a la mitad del disco, salía el cobrador y cada uno de los parejos tenía que pagar 10 centavos por cada pieza bailada, representados en una moneda pequeña, del tamaño de las que ahora son de 50 pesos. Esas monedas de 10 centavos, eran muy parecidas a la Peseta Española, que circuló en la época de la colonia, por eso nuestros mayores y especialmente, la gente del campo, las llamaba o denominaba Peseta. Por ejemplo, uno iba al mercado y preguntaba por el valor de capachito que trae la cebolla de mata, albahaca, poleo y el cilantro, la vendedora respondía, le cuesta una peseta. De allí surge el nombre de baile pesetero, que se menciona en la composición musical de Eyda Caicedo, El Rastrillo, que interpreta la agrupación musical La Contundencia, que inicia diciendo:

Don Delfino Diaz Mendoza , gran bailarín en el grill Tambodo.


“En un baile pesetero, que había donde María la Luz,
quise serrucha una vieja, que tenía las patas en cruz…”


Los principales bailaderos peseteros fueron: 1) Salón el Meniaito, el Picot, se llamaba Ritmos del Trópico, quedaba en la que ahora es, la Calle 31, entre Carreras Tercera y Cuarta, de propiedad de Pedro Parra Gamboa, hoy día, allí se encuentra construido el apartamento del Ing. Manuel Darío Córdoba y el apartamento que lo antecede. 2) El bailadero de Rosa María Mosquera “Morí” la última ascensorista, que tuvo el Edificio 8 pisos) en la Carrera 5ª, entre las Calles 29 y 30, hoy en medio de un local denominado la Casa del Rapimotero y la Drogueria MediQuibdó. 3) El bailadero de Hilda García Moreno, ubicado donde hoy es la Calle 29, con Carrera 4ª, en toda la esquina, donde está la Panadería Especial y 4) El Tibiritabara, de Delcia Aguilar, en la Carrera 5ª, entre Calles 28 y 29, al lado de la casa del señor Eliseo Valencia Becerra.
Para los años, 59 y 60, se programaban bailes los domingos, en horario 2 a 6 de la tarde, en las casas de Severa Paneso, en la Calle 30, entre Carreras 9ª y 10ª, frente al Cuarto Bate y la de Salomón Mosquera “maramba” en la Carrera 5ª, entre calles 27 y 28, hoy queda en un local comercial, al lado de la residencia de Gladys Martínez de Paz. Esos bailes eran exclusivamente para muchachos, con un Cover de 50 centavos, sin derecho a gaseosa, desde las 2 hasta las 6 P.M.

«Del Balalaika a Barlovento»


Por razones cronológicas, no pensaba venir al mundo, por ello buena parte de los hechos, que narro a continuación, no corresponden a mis memorias, sino a información suministrada por personas de la época, que tienen recuerdos vivos de lo acontecido.

A mediados de los años 30, al 50 en el Barrio La Yesquita, se instalaron unos bailaderos, en los que vivían mujeres, encargadas de prestar servicios sexuales; la gran mayoría de esas trabajadoras eran procedentes de Bolívar-Antioquia, de Cartagena y como dato curioso, una de ellas conocida como ”la Nena” presentaba una deformidad en la columna, en forma de un “turupe” como la del jorobado de Notre Dam, ¿Qué cómo se las arreglaba? De todas formas “la Nena” era bastante lanzada; ya que después se trasladó para el sector del puente de Huapango, donde instaló su propio negocio.

Los burdeles, no sólo estaban para el servicio de los hombres de Quibdó, independientemente de la clase social a la que pertenecían, profesión u oficio; sino también a visitantes en plan de negocios y a los “bogas” de las lanchas que venían de Cartagena, que bajo el brazo traían sus discos de moda en la costa atlántica, para un mejor disfrute de la rumba.

Los negocios o bailaderos principales, fueron: 1) El Búho Negro, también conocido como el “Culin dancing” quedaba en la Calle 20, entre Carreras 4ª y 5ª, de propiedad del señor Andrés Palacios. 2) El Bataclán, su dueño se especulaba que era Carmeleño o de Bolívar-Antioquia, estaba ubicado, hoy en la Calle 21, entre Carreras 4ª y 5ª, por donde queda la casa de la familia Mesa, la propiedad era de un señor Abraham Perea, al parecer de Tadó. 3) El King Kong, ubicado en la Calle 21, donde hoy es la residencia del Dr. Leonel De León, el propietario del negocio, fue Abel (Pechón) Mosquera. 4) El Balalaika, ubicado donde hoy funciona Helados Ricos, en la Calle 22, con Carrera 5ª, esquina, cuyo propietario era Jacinto Belalcázar. 5ª) El Harén, en la Calle 22, entre Carreras 4ª y 5ª, donde ahora vive Toribia, que hace pasteles (hija de Taurina).

Aviso de prensa del ABC anunciando la inauguración del» Balalaika «el sábado 14 de octubre de 1941.

Debo acotar, que el Bataclán, fue el único negocio que tuvo entre sus mujeres, una natural de Cuba y el registro del primer muerto en forma violenta, de apellido Rengifo.  

Además de los negocios antes anotados, funcionaron el “Chantecler” y el “Drama pruta” que su permanencia fue efímera, pero coadyuvaban a que la Yesquita, fuera una zona apetecida para el goce. Tanto negocio en un espacio tan reducido, como era y es aún, la Yesquita, la estridencia de los equipos de sonido, que se escuchaban en forma nítida, en la Calle de las Águilas, y hasta en las casas que quedaban, alrededor de Billares Palo Negro, en la Carrera 4ª, a lo que se agregaba el espectáculo de borrachos, borrachas pintorreteadas y amanecidas, hizo que algunas familias, se trasladaran a otros barrios de la ciudad.

En 1950, siendo Alcalde Mayor de Quibdó, Don Víctor R. Quesada, dispuso el traslado de la zona de tolerancia de la Yesquita, para las afueras de la ciudad, en el sector denominado “El Polvorín” por donde Eusebio Valdés, el de la “la Chiva” en toda la Calle 26, Alameda Reyes, entre la Carreras 10ª y el puente de las Margaritas.

Ese sector, que todavía se recuerda como “El Polvorín” recibió ese nombre, en razón a que allá se guardaba, la pólvora que se utilizaba para cargar el cañón Goliat, que todos los años se disparaba, para anunciar el inicio de las festividades de San Pacho. El cañón, estaba ubicado en la Loma de San Judas, por el sector de la virgen. El Goliat, fue traído a Quibdó, desde Murrí, población fundado por Chocoanos y que después tomó el nombre de Vigía del Fuerte.

El furor de la rumbantela no se opacó, ni las riñas; hasta que una noche se presentó un incidente, en el que un señor del Carmen de Atrato, apodado “fructuoso” con una navaja, le abrió el estómago y le vació los intestinos, a un agente armado con revolver en mano, del Servicio de Inteligencia Colombiana (S.I.C.) transformado posteriormente, en el extinto D.A.S.

Este y sucesivos escándalos y ante las quejas de habitantes del sector, con apoyo del clero, para ponerle cortapisas al asunto, aprovecharon una visita a Quibdó de Monseñor Álvarez del Pino, quien personalmente, puso candados a las puertas de las casas de lenocinio, del “Polvorín”. La drástica medida obligó a un cierre temporal de prostíbulos en Quibdó.

Lo que es hoy es el Barrio La Esmeralda, era un lugar muy tranquilo, sitio de paseos, conocido como “Changrilá” un sector y otro como “Monte frío” donde la gente se iba a jabonar, los fines de semana, a bañarse en los canalones, un sitio verdaderamente acogedor, al punto que tuvimos un Gobernador, que en compañía de algunos amigos, los domingos en son exclusivamente de paseo, iban a ese lugar a tomarse su sancocho y unos cuantos traguitos, donde la señora Cristina* muy buena para la culinaria. Para el paseo, se desplazaba en una lancha pequeña desde el Atrato, subiendo por la desembocadura de la quebrada La Yesca, pasaban por debajo de los puentes de García Gómez y el de Las Margaritas.

Para esas calendas, la Yesca, tenía buen flujo de agua, no existían los asentamientos palafiticos, que hoy se encuentran en su recorrido, que la han convirtieron en un vertedero de aguas residuales, botadero de escombros y basura. Para la canalización y recuperación de la Yesca, hubo un proyecto liderado por Codechocó, en cabeza del Dr. Ernesto Restrepo Mosquera, en 1990, pero lamentablemente se truncó, y al parecer lo que pudo ser una obra de desarrollo urbanístico, no tiene dolientes.

Es precisamente en Changrilá, por lo distante del centro de Quibdó, el sitio, que el señor Victoriano Peñaranda* resuelve poner en funcionamiento el primer bailadero, con habitaciones para las señoras denominadas de la vida; para lo cual recluta un personal de paisas de Bolívar-Antioquia, unas cuantas Chocoanas, y especialmente Cartageneras, entre las que se destacaba una muy esbelta, simpática y excelente bailarina, según el decir de los que la conocieron, y la apodaban “Ula Ula”.

Posteriormente, se instala un segundo bailadero, también con piezas, administrado por Jorgino Mayorca* y su socio Jasparin*. Como el negocio se vuelve lucrativo, después se suma la señora Felicinda* y otros más. Con tanta competencia para Victoriano* éste, adopta como política empresarial, renovar cada tres meses, su personal y de paso, conjurar el amancebamiento de sus asiduos clientes, con las trabajadoras, lo cual afectaba seriamente la inversión. Cuando se hacía el relevo de personal, Victoriano* como estrategia de publicidad, los días lunes, las llevaba desfilando a cine, al Teatro Quibdó, y los hombres entusiasmados decían “llegó ganado nuevo”. Vale anotar, que se comentaba en Quibdó, que Victoriano* hacía las veces de “catador” del personal renovado, para ilustrar a sus clientes sobre el desempeño de las trabajadoras, entre las cuales venía una, para su exclusividad.

 Para aquella época, en el Batallón Bomboná, acantonado en Quibdó, había un Teniente de apellido Gómez, de buena estatura, que tenía reputación de ser malo con la tropa, y tenía la costumbre de patrullar con un pelotón de soldados, la zona de tolerancia, con el objetivo de requisar en las cantinas a los clientes y exigirle a los dueños de los negocios, el carnet de sanidad (la patente de sanidad)  que  se expedía en la Dirección de Higiene Departamental, que debían portar todas la putas, como una medida de control de enfermedades venéreas, que pululaban en el Chocó, que también fue objeto de campaña sanitaria, como la del Pian, Malaria y Tuberculosis.

El teniente Gómez, se la tenía velada o montada (como se dice ahora) a Victoriano* y por todo le ponía problemas, y como tanto va el cántaro al agua, hasta que por fin se rompe, hubo un momento que Victoriano*, delante de los soldados y de los asistentes a su negocio, le reviró al teniente y le dijo que se las daba de machito, porque estaba armado y rodeado de soldados; pero para asombro de la concurrencia, el Teniente Gómez, desafió a Victoriano*, a una pelea hombre a hombre, se desprendió de su pistola, le ordenó a los soldados no intervenir y como decíamos en el Chocó, se agarraron a la lucha y a “cuesco limpio”, de la cantina rodaron a la calle y como Victoriano, era cuajado y curtido en peleas callejeras, le dio su taparisa al teniente, quien se levantó del suelo, le estrecho la mano a Victoriano, y le dijo : “usted, es un berraco”.Santo santo remedio, se acabó la friega.

.Entre 1950 y 1953, se libraba la guerra de KOREA, y como en el sector convertido en zona de tolerancia, se guerriaba sexualmente, le pusieron el nombre de Korea, que era visitada por hombres solteros, casados, doctores y no profesionales. Con el paso del tiempo, la falta de renovación de las damiselas, y la vejez de aquellas que se quedaron en el oficio, marcaron la decadencia de los negocios, y sólo quedó para el recuerdo, algunos nombres, como por ejemplo: Hortelia, conocida como “la tortuga”, “la mata rata”, “la chimi chale”, “la bachichí”, “la pan sin freno” y “la sin decile”.

En algunos de estos griles y estaderos se realizaban presentación de grupos musicales como ocurría en» Piamonte» sitio de ésta foto, que si bien no se menciona en los escritos tuvo un sitial importante en las noches de ese Quibdó del ayer.

Con ese escenario y con la llegada al sector de familias respetables, sumándose a las que estaban anteriormente, el Padre Anglés, sacerdote Catalán, decide bautizar con el nombre de La Esmeralda, a lo que era conocido, como Korea. Victoriano*, monta un nuevo negocio, con el nombre de Barlovento, en la Alameda Reyes, entre las Carreras 9ª y 10ª, una cuadra más delante de la Cárcel, por ello, las cosas no funcionaron como se esperaba; dado que el sitio era muy visible. No duró mucho tiempo, el negocio.

Considero prudente anotar, que cuando había un sepelio en Quibdó, el cortejo fúnebre, hacía su recorrido a pie, no había servicio de funeraria, se partía desde la Catedral San Francisco de Asís, por toda la Alameda Reyes, hasta el cementerio San José, los sacerdotes acompañaban el féretro, hasta la Cárcel Anayancy, de allí se devolvían, dejando al muerto solo, para no pasar por Korea, según ellos, por ser un lugar de pecado.

P. D. 1)- Con ocasión a mi escrito “Bailaderos y bailes peseteros” algunos amigos me llamaron y otros escribieron en el Facebook, para indicarme que se había quedado por fuera del texto, que en la casa de fulano o sutano, se hacían bailes peseteros, que me había quedado corto en el nombre de otros establecimientos de diversión, y me citaron a manera de ejemplo, Piamonte, Mi Ranchito, African Swing, El Antillano, Monpase, el bailadero de Pajarito y otros, sin caer en la cuenta, que ninguno de ellos funcionó en los años 50, sino a partir del 62, como Piamonte, el más antiguo de los señalados. Los bailaderos peseteros, que aludí, todos funcionaron permanentemente, en tanto que los otros casos señalados por los amigos, no eran propiamente bailaderos, o negocios, sino casas de familia en las que se programaban bailes, para recolectar fondos, generalmente por juntas barriales, pro festividades de San Pacho.   Los lectores, y mis amigos, tienen plena libertad de publicar sus comentarios, que todo ello enriquece el conocimiento y fortalece la memoria.

2)-Los nombres con asteriscos (*) son ficticios



Último Adiós a ANTÚN CASTRO, actor, cantante y compositor chocoano, uno de los primeros artistas afrocolombianos en la la TV colombiana. 


In memoriam Antún Efrén Castro Urrutia, el 23 de enero de 2021, último día de su novenario

Antún Efrén Castro Urrutia, fue el hijo mayor de la unión matrimonial de Luis Efrén Castro Machado, con la profesora María Ezequiela Urrutia Lemus; nos conocimos en Quibdó, cuando ingresé al primer año de bachillerato en el Colegio Carrasquilla, Antún, cursaba segundo año, pero nuestra relación de amistad y parentesco se fortaleció en Bogotá, en 1968, cuando compartimos el mismo techo, viviendo en el Barrio Bosque Popular, junto con mi prima Zunilda Agualimpia y su esposo Wascar Castro Díaz. Nuestros lazos se fortalecieron más, al ingresar al Grupo de Danzas y Cantos Folclóricos del Chocó, de la Universidad Nacional; no obstante a que Antún, estudiaba licenciatura de idiomas en la Universidad Libre, y yo, Derecho y Ciencias Políticas, en la Universidad La Gran Colombia.

Antún Castro

Para esa época y mucho antes, la Universidad Nacional no contaba con un número de estudiantes chocoanos, que permitiera conformar el Grupo de Danzas y Cantos, razón por la cual, se apelaba a los Chocoanos que estaban vinculados a otras universidades. El mencionado grupo, en 1967, había concursado en Bogotá, con otros grupos universitarios, entre los cuales figuraba el de la conocida folclorista Delia Zapata Olivella y por su destacada actuación, fue escogido para participar, en Santiago de Chile, en el primer Festival Latino Americano Universitario de la Canción, donde fue galardonado con el primer puesto.

Como anoté anteriormente, en 1968, cuando ingresamos con Antún, al grupo de danzas de la U. Nacional, nos tocó participar en una eliminatoria, con distintos grupos folclóricos, representativos de los distintos Departamentos de Colombia, con asiento en Bogotá y también resultamos vencedores, para representar a Colombia en la Ciudad de México, en las Olimpiadas Culturales, que se celebraban conjuntamente con los juegos olímpicos, que faltó poco para que se cancelaran un mes antes de su inauguración, por una matanza de estudiantes en Tlatelolco, en la Plaza de la Tres Culturas, que dejó un saldo de más de 300 muertos y 1000, heridos no mortales.

Algunos de los integrantes del grupo de danzas, además participamos con los actores más connotados del teatro en Bogotá, en la obra denominada Tirano Banderas, que fue presentada por primera vez en la capital Azteca. En dicha obra figuramos, Yenny Mena, Sofía Esperanza Maturana, Norma Ortiz Perea, Rosalía Salcedo, Luciano Asprilla, Álvaro Rodríguez Roa, Héctor Armando Murillo ( Piporeto) y por supuesto Antún Castro.

Nuestra actuación en la obra de teatro citada, nos abrió las puertas para que al año siguiente, Yenny Mena, Norma Ortiz, Luciano Asprilla, Héctor Murillo , Antún Castro y mi persona, apareciéramos por primera vez en la televisión colombiana, como actores secundarios en las telenovelas La María y Candó. Vale anotar que Yenny, ocupó junto a María Eugenia Dávila, un papel protagónico, y hubiera sido una gran actriz de no haberse ido a residir a Holanda, donde conformó una familia.

Antún, como estudiante y profesor de idiomas, fue un apasionado por el inglés y el francés, que dominaba en forma fluida y con acento impecable, era una persona carismática, como decimos acá en el Chocó, ¨entrador¨, se desenvolvía en cualquier medio o escenario.

Recién llegados a México, consiguió novias para los dos, eran recepcionistas de uno de los hoteles mas importantes de la ciudad, un poquitico mayores que nosotros, sin ser unas cuchas, buena cara, buen cuerpo, piernas, bien ajustaditas, lo que hoy día podríamos decir unas ¨Chimbitas¨, sobre todo la mía.

Como sinfonías Peregoyo en la serie los Perez Somos Así

La primera noche que salimos con las novias, de farra, a discotecas de la ZONA ROSA de México, de cuenta de ellas, y en el vehículo de la mía, cuando nos llevaban de regreso para la VILLA COAPA, lugar donde estábamos hospedados las delegaciones culturales, con tan mala suerte, porque ciudad de México, era dos o tres veces más grande que Bogotá, nos encontramos con el novio titular de la tipa mía, quien también andaba de rumba. Aquel, inmediatamente inició una persecución con su vehículo contra nosotros, como en las películas, sin atender señales de tránsito como el PARE donde correspondía, ignorando semáforos en rojo, adelantando carros en zigzag, a muy alta velocidad hasta que lo perdimos; nunca había sentido tanto susto en mi vida, no por el daña plaza; sino por la gran velocidad por la manera de conducir y el riesgo que implicaba.

Mi supuesta novia, optó por llevarnos a su casa, despertó a la mamá, y nos la presentó, de paso le comentó lo del incidente con el novio titular; la señora estaba muy contenta de conocernos; y en esas entra la llamada del novio ofendido, para contarle a su suegra, que había sorprendido a su hija con unos acompañantes extraños. La suegra le recriminó su actitud de perseguirnos y poner en riesgo nuestras vidas; como quien dice: “fue por lana y salió trasquilado”.

Antún, por su forma de ser, le quedaba fácil relacionarse bien con todo el mundo, ser apreciado y querido por sus compañeros de trabajo y alumnos, y por su carisma, pudo granjearse la aceptación de orquestas de renombre en Bogotá, como por ejemplo la agrupación de Julián y su Combo, que actuaba en el restaurante y bar francés que se pronunciaba ¨Chez Dedy¨ ubicado en la Carrera Séptima, frente al Hotel Tequendama. Su disposición innata para la actuación, le permitió también, una participación de mayor significación en actuaciones en muchas telenovelas, posteriores a las que inicialmente mencioné; convirtiéndose en el Chocoano más destacado de la televisión Colombiana, para orgullo de su familia, de su pueblo natal Riosucio y de todo los Chocoanos.

Ver Más…

Antún Castro Pionero Afro en la TV Colombiana

Con el «Culebro » Hernando Casanova
Con su muerte pasa a ser una leyenda

Los Primeros Chocoanos Oficiales de la Policía Nacional (Primera parte) Mis memorias. Por : Américo Murillo Londoño


Por: Américo Murillo Londoño

Antes de relacionar los nombres de los primeros oficiales Chocoanos, que se formaron en la Escuela de Cadetes General Santander, quiero comentarles algunos detalles de la historia de la Policía en Quibdó.

Desde cuando tuve uso de razón, recuerdo al cuartel de la Policía de Quibdó, ubicado en la Carrera 1ª, exactamente donde hoy se encuentra el edificio del Sena, era una construcción de madera, de dos pisos que llegaba hasta la orilla del río Atrato, de propiedad de Don Félix Meluk, la cual estaba pintada de color verde oscuro, donde se alojaban todos los oficiales, suboficiales y los agentes, el uniforme era en tela dril, de color gris que luego pasó a ser verde y con ese cambio, toda la existencia del antiguo uniforme, pasó a ser usado por los guardianes de la cárcel de Quibdó.

A principio de los años 50, la Policía escogió entre la sociedad de Quibdó, aproximadamente unas seis damas, a quienes les confirió honorificamente el grado de oficial de la institución, como Tenientes, que portaban orgullosamente su uniforme en algunas ceremonias especiales; entre las cuales figuraron: Cristina Rodríguez Astié, Josefina Hormaza Arrunátegui, Beatriz Rodríguez Castro, Miryan Wechek Meluk y Olga Martínez Coutin. En frente de la casona donde estaba el cuartel de la Policía, existía una casa de madera, estilo americano, con un ante jardín de variadas flores; con un patio trasero sembrado de árboles frutales, y posterior a la cerca de la casa, estaba un árbol grande y frondoso donde fusilaron a Manuel Saturio Valencia.

Dicha propiedad era de Don Erasmo Perea Hinestroza, próspero comerciante Yuteño radicado en Tadó, hermano de Clara Rosa Perea, madre del Dr. Jesús Alberto Mosquera Perea. Antes de la llegada al poder el General Gustavo Rojas Pinilla, el Estado Colombiano, sin la observancia de normas legales, expropia a Don Erasmo, para construir el cuartel de la policía, donde se encuentra en la actualidad. Don Erasmo, luchó hasta sus últimos días sin que le reconocieran a él, ni a sus herederos un solo peso por su predio.

Florentino Bejarano Moreno

En las fuerzas Armadas y de Policía en Colombia, hubo un veto institucionalizado en contra de los afrodescendientes, para ingresar a las escuelas de formación de oficiales; que se rompe cuando se expide el Decreto 44 del 14 de enero 1953, por medio del cual se crea el Batallón de Bachilleres Miguel Antonio Caro, más conocido como el MAC; con el objeto de conformar los Subtenientes de la reserva en Colombia. Entre los bachilleres Chocoanos que terminaron en el Colegio Carrasquilla en 1953 y que fueron los primeros en ingresar al MAC, para prestar el servicio militar, podemos citar entre otros a: Florentino Bejarano Moreno, Guido Conde Arce, Mario Garcés Ferrer y Adán Ferrer Garcés. También ingresó al MAC al año siguiente, Héctor Hernando Luna, hijo mayor del Dr. Juan B. Luna Garrido.

Los bachilleres que ingresaban al MAC a prestar el servicio militar, como contraprestación, podían ingresar en universidades públicas, en la facultad de su preferencia sin presentar examen de admisión. Dicho estímulo le permitió a Mario Garcés Ferrer ingresar a la facultad de medicina de la Universidad Nacional, Guido Conde Arce en la Facultad de Odontología, Adán Ferrer Garcés en la Escuela Naval de Cadetes, Florentino Bejarano Moreno en la Escuela de Cadetes General Santander y Héctor Hernando Luna en la facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.

Florentino Bejarano Moreno el primer Chocoano y afrodescendiente, en graduarse en la Escuela de Cadetes General Santander,le entrega el diploma, Gustavo Rojas Pinilla, Presidente de la República, en 1956

Florentino Bejarano Moreno, nació en Quibdó y reside actualmente en Armenia, ingresó a la Escuela de Cadetes General Santander donde se convierte en el primer Chocoano y afrodescendiente, en graduarse en esa institución como Subteniente en 1956. En ese fin de año, cuando Florentino llega a Quibdó en uso del permiso acostumbrado al final del curso, luciendo su uniforme de gala y botas altas y los muchachitos escueleros de la época soñábamos llegar a ser como él, un oficial de la policía y lucir uniforme. Su condición de reservista le permitió aventajar a sus compañeros de curso, en lo castrense y académico; factores fundamentales para que Florentino ocupara el primer puesto entre sus compañeros de escuela. Llegó hasta Teniente Coronel, máximo grado al que permitían llegar a los afros en esos tiempos. Fue sub Comandante del Departamento de Policía Chocó, Tunja, Cúcuta y Barranquilla y Comandante (e) en Quibdó y en Barranquilla. Posterior a su retiro, entre otros cargos, se desempeñó como Alcalde Municipal de Istmina.

Rogerio Fulton Velásquez

El segundo Chocoano en ingresar a la Escuela de Cadetes, fue Rogerio Fulton Velásquez, nacido en Condoto, quien se graduó inicialmente como Maestro superior en la Escuela Normal de Varones en Quibdó, pero no ejerció la docencia; porque inmediatamente lo nombraron en Quibdó, en una oficina denominada Superintendencia de Rentas, como subalterno del señor Elín López Paz, padre del Dr. Jorge Elín López Valencia.

En esa época en el Diario El Tiempo, salió publicado un aviso, en el que se anunciaba la convocatoria para ingresar en la General Santander, lo que le llamó fuertemente la atención a Rogerio Fulton, quien inmediato se acercó al cuartel de la policía para requerir mayor información; en la guardia se encontraba un pastuso que al enterarse del objeto de su visita lo despacho olímpicamente manifestándole, que esa convocatoria no era para negros. Rogerio Fulton, ni corto ni perezoso le escribió una carta al Presidente de Colombia el General Gustavo Rojas Pinilla, en la que le ponía en conocimiento lo que le había ocurrido en la guardia de la policía en Quibdó, pero además le expresó que él, quería ser el primer oficial conservador Chocoano de esa institución.

Días después estando Rogerio Fulton en la oficina, recibió un marconigrama y al leer su contenido, oh sorpresa, le informaban que por orden del Presidente de la República, tenía cupo y beca para ingresar a la Escuela de Cadetes General Santander. Con la Noticia Rogerio Fulton, no aguantó la emoción, gritaba y saltaba de felicidad, al punto que los compañeros de oficina, pensaron que se había “desmentizado” como se decía en el pasado, a quien tenía la salud mental comprometida.

Su condición de educador le permitió adaptarse a la disciplina y dar ejemplo; como también a exponer con claridad las enseñanzas que le impartían en su formación como cadete, lo que le significó ganarse el primer puesto de su curso, para la graduación como Sub Teniente. En el grado de Teniente fue Alcalde militar en Tadó y en Istmina, como Capitán se desempeñó como Sub Comandante en Quibdó y en el grado de Mayor fue Comandante, en Quibdó y en la Guajira, encargado desde la Dirección General de la Policía. Retirado. Retirado del servicio activo, fue Auditor General de la Fábrica de Licores del Chocó, Secretario de despacho en dos oportunidades en la Alcaldía de Quibdó, Alcalde encargado en Quibdó, Secretario Administrativo de la Gobernación, Diputado a la Asamblea, en dos oportunidades y Director del Das, en el Chocó.

Joaquín Santacoloma Garrido

Posteriormente hacen su ingreso a la Escuela de Cadetes en 1956, Joaquín Santacoloma Garrido nacido en Quibdó, se graduó de Sub Teniente en 1957. En la Policía llegó hasta el grado de Capitán y trabajó en Maicao como alcalde militar en Salgar Antioquia. Retirado del servicio activo de la Policía, regresa a Quibdó y entre otros cargos se desempeña como Director de Tránsito y Transporte.

Jairo Castillo Rengifo nació en Quibdó, su padre Gregorio María Castillo fue enfermero de la policía en Quibdó, lo que inclinó a Jairo para enrolarse en la Escuela de Cadetes, se graduó de Sub Teniente en 1957, pero su carrera fue efímera en la Policía; porque en 1958 se une a la sublevación que organizó el Teniente del Ejército Alberto Cendales Campuzano, contra la Junta Militar en su pretensión del regreso al poder al General Rojas Pinilla,cuando entra a gobernar la Junta de Gobierno Militar que derrocó a Gustavo Rojas Pinilla.

Otro de los aspirantes Chocoanos para hacer el curso de oficial de la Policía, fue Manuel Garrido Figueroa, más conocido como “Manolo Garrido” egresado de la Escuela Normal de Varones de Quibdó. Lo motivaron para ingresar a la policía, el deseo de proteger a su familia, de futuros abusos, como los cometidos en contra su padre y con él, por ser liberales.

Manuel Garrido Figueroa El día que le colocaron la Orden de Boyacá

Lo primero fue, que en aquella época aciaga de la violencia bipartidista en Colombia entre liberales y conservadores, a finales de los años 40 y principios del 50, su padre Don Manuel Garrido Rodríguez, conocido popularmente como Manuelito Garrido, de estirpe liberal. Por esos tiempos el señor Manuelito tenía una tienda bien surtida en Bellavista-Chocó, en la cual colgaba de una pared un retrato de Jorge Eliecer Gaitán, lo que de ipso facto lo marcó como un enemigo del régimen. Una noche algunos miembros de las fuerzas del orden, lo sacaron a la fuerza de su casa, lo embarcaron en una chalupa con rumbo desconocido; pero uno de los captores que le debía favores de la tienda, subrepticiamente le entregó una estampa de la Virgen del Carmen y le dijo: “encomiéndese a ella” y ante esa advertencia el señor Manuelito entendió que lo iban a matar y sin pensarlo dos veces se tiró al agua, aguantó el resuello y se dejó llevar por la corriente; le hicieron varios disparos y recibió dos impactos de bala, uno en la mano y el otro le rozó las costillas. Al señor Manuelito lo dieron por muerto lo velaron y rezaron, en su ausencia.
La segunda motivación de Manolo Garrido, para ingresar a la policía, fue el hecho de estar su papá desaparecido y él, laborando en Quibdó haciendo las veces de cabeza de familia, quienes estaban al frente de la Secretaría de Educación, funcionarios del partido conservador, lo trasladaron a un corregimiento de Condoto.

Manuel Garrido Figueroa se graduó de Sub Teniente en 1959, con honores ocupando el primer puesto de su promoción como cadete y en los cursos para ascenso de grado. En la Escuela de Cadetes, en un mural figuraba su nombre como uno de los mejores Alférez que había pasado por la institución. El día que se graduó como Sub Teniente, el Presidente de la República Alberto Lleras Camargo, le entregó como reconocimiento a su rendimiento, disciplina y entrega una carabina y un reloj, en esa oportunidad también recibió una pistola de manos del Ministro de Guerra (hoy de Defensa) el Mayor General Rafael Hernández Pardo.
Manolo, fue enviado a los Estados Unidos, para capacitarse en tiro e Inteligencia, de lo cual fue instructor en la Escuela de Cadetes; igualmente fue asesor del gobierno en cuestiones de inteligencia, inclusive después de haberse retirado del servicio activo, en el grado de Mayor. Por excelente desempeño, fue distinguido con la Orden de Boyacá, distinción que otorga el Gobierno Nacional a Militares y ciudadanos destacados por su servicio a la patria
Vale anotar, que después de la llegada del General Rojas Pinilla, al poder el 13 de junio de 1953, sale de la clandestinidad, el señor Manuelito Garrido, que había sido curado de sus heridas por campesinos de la región que lo conocían y por eso lo habían ocultado.

Primeros Oficiales chocoanos de la Armada Nacional.Mis memorias (Primera parte) Por: Américo Murillo Londoño

                  

La presente narración no corresponde totalmente a mis memorias, sino a información suministrada por los familiares de los protagonistas, de los cuales conocí siendo yo, un muchacho de la escuela, a Harry Díaz Rodríguez y a Adán Ferrer Garcés, que ya eran adultos incorporados a la Armada Nacional.  Con Rodolfo Rodríguez Castro, nos venimos tratando hace un buen tiempo.  

Siendo Presidente de Colombia Alfonso López Pumarejo en 1935, después de varios intentos de gobiernos anteriores al suyo, por establecer una escuela de formación de oficiales de la Armada Nacional; el Doctor López Pumarejo, bajo el amparo normativo, del Decreto 712 de abril 13 de 1935, con la cooperación del Gobierno Británico, se conformó el primer contingente de cadetes para dar inicio en forma oficial, al funcionamiento de la Escuela Naval de Cadetes, disponiendo para cada Departamento dos cupos y como para aquella época el Chocó era Intendencia, siendo mandatario el Dr. Adán Arriaga Andrade, a los Chocoanos le concedieron un cupo y la persona seleccionada para tal efecto, fue Agustín Rey Abadía.

Agustín Rey Abadía, nació en Quibdó en 1915, fueron sus padres, el comerciante y académico Agustín Rey Barbosa y Rosario Abadía Valencia, quienes lo enviaron a Bogotá, para estudiar bachillerato, en el Colegio San Bartolomé de la Merced, y es seleccionado para integrar el primer contingente de cadetes de la Armada Nacional, que inicia su curso de formación el 13 de julio de 1935, en la Ciudad de Cartagena y en 1938 se gradúa como Teniente de Corbeta.

Agustín Rey Abadía

Durante su carrera ocupó entre otros cargos los siguientes: Comandante de la Base Naval de Entrenamiento, A.R.C. Barranquilla, Comandante de la Fuerza Naval del Sur, Agregado Naval en Ecuador, Jefe de Estado Mayor Naval y Segundo Comandante de la Armada.  En 1955, se retira voluntariamente ostentando el cargo de Capitán de Fragata.

Agustín Rey Abadía, por su visión intelectual y capacidad de gestión en 1956, fue nombrado por el Comando General de la Armada, como Director de la Marina Mercante. Fue el inspirador y participe en la redacción del Decreto Ley 2349 de 1971, por el cual se creó la Dirección General Marítima y Portuaria, “DIMAR”, su organización y funcionamiento. Agustín Rey Abadía también propuso, que el Director General de esa entidad, fuera un Oficial de Insignia (alto rango) del mismo nivel e importancia, como el de las autoridades marítimas de otros países.  

El Capitán Rey Abadía, siempre estuvo vinculado con las autoridades marítimas colombianas, en la implementación y ejecución de importantes proyectos para la nación, y en esa loable misión, participó en la redacción del Tratado entre Colombia y Estados Unidos, para definir la situación limítrofe de “Quitasueño”, “Roncador” y “Serrana”. Su último lugar de residencia fue Cartagena, en donde se dedicó al manejo de temas marítimos y empresariales.

Agustín Rey Abadía, contrajo matrimonio, con la dama Alicia Durier Rodríguez, de cuya unión nacieron 3 hijos, a saber: Agustín, Luis Eduardo y Alicia, ésta, tiene un hijo Héctor Felipe Ardila Rey, que ingresó a la Armada y se retiró voluntariamente cuando se desempeñaba como Capitán de Corbeta. Agustín Rey Abadía, falleció un 10 de noviembre de 1985.

Heraclio José Díaz Ferrer

Heraclio José Díaz Ferrer, nació en Quibdó, inicialmente estudió en la Escuela Militar José María Córdoba, donde obtuvo el grado de subteniente, a finales de 1950 y que se tenga registro es el primer Oficial Chocoano de Ejército Colombiano y cuando se abre el primer curso de Oficiales de la Infantería de Marinaen 1952, junto con cinco compañeros más, hacen un curso para su respectiva homologación y obtienen el título de Teniente de Infantería de Marina. Fue comandante de la Fuerza Naval del Oriente, en Orocué y de la Fuerza Naval del Sur en Puerto Leguízamo. Se retira voluntariamente en 1957, en el grado de Teniente Coronel.

Contrajo matrimonio con la dama Amelia Durier Díaz, de cuya unión nacieron 4 hijos, a saber: Jorge, Germán, Amelia y Carmenza.

Harry José Díaz Rodríguez, nació en Quibdó, formó parte del primer contingente de Oficiales de Infantes de Marina de Colombia, egresados de la Escuela Naval de Cadetes como Subtenientes, en el año de 1954. Hizo curso de Lancero en Tolemaida, adelantó estudios de Seguridad Nacional, en la Escuela de las América, en Panamá. Fue Comandante de la Fuerza Naval del Sur, Comandante en Coveñas, Comandante en Puerto Leguízamo, Segundo Comandante de la Infantería de Marina, Alcalde Militar en Barrancabermeja, Agregado Militar de la Embajada Colombiana en Washington y Profesor de Español del FBI.

Contrajo matrimonio con la dama Carmencho Vitola Ciotaro, de cuya unión nacieron Javier y Enrique. Se retiró en forma voluntaria, en el grado de Coronel Efectivo, posteriormente se radicó en Texas donde fallece.

Gabriel Díaz Rodríguez, Nació en Quibdó, ingresó a la Escuela Naval de Cadetes en 1954, y se gradúa de Teniente de Corbeta el 13 de junio de 1956. Fue Profesor de las Escuelas Técnicas en Barranquilla, Director de la Escuela de Grumetes, Segundo Comandante del A.R.C. Córdoba, Comandante del A.R.C. Sancho Jimeno, fue Experto en Telecomunicaciones, e Ingeniero Naval.

Gabriel Díaz Rodríguez

Se retiró voluntariamente, siendo Capitán de Fragata y posteriormente se vincula a la Marina Mercante, en la Flota Mercante Gran Colombiana, viajando desde Buenaventura al Japón,

también viajó a China, Chile, USA, Panamá y México. Fue Capitán de altura, vale decir, tenía competencia para ser comandante de un buque mercante.

Contrajo matrimonio con la dama Amanda Herrera Agudelo, nacida en el Carmen de Atrato, Biznieta del fundador de esa población, Don Luis Agudelo Arroyave. Del matrimonio Díaz Herrera, nacieron: Angela María, Beatriz Eugenia, Margarita y Marta Cecilia.

Vale anotar, que Heráclio, Harry y Gabriel, eran hermanos, hijos de Don Jorge Enrique Díaz Ruíz

Adán Ferrer Garcés

Adán Ferrer Garcés, Nació en Quibdó, se graduó de Bachiller en el Colegio Carrasquilla en 1953, prestóservicio militar, en el MAC y posteriormente ingresa en la Escuela Naval de Cadetes en 1955, se gradúa de Teniente de Corbeta en 1957. Prestó sus servicios en la Base Naval de Buenaventura y en la de Puerto Leguízamo y se retiró voluntariamente en 1964, como Teniente de Fragata y se desempeñó en la vida civil como Ingeniero Mecánico.

Contrajo nupcias con la dama Huilense Estela Fajardo, de cuya unión nacieron 3 varones, Adán, Andrés y Álvaro

Rodolfo Rodríguez Castro, denominado como “Fito” por sus familiares y amigos, nació en Quibdó, se graduó de Bachiller en la Academia Militar José María Córdoba de Medellín, ingresó a la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla en 1970, y se gradúa como Teniente de Corbeta en 1973.

Prestó sus servicios en los siguientes buques de la Armada Nacional: Almirante Tono, Fritz Hagale, Andagoya, Quibdó, Quitasueño, Pedro de Heredia, Providencia.  Entre otros cargos, fue Capitán de Puerto de San Andrés Islas, Director de la Escuela A.R.C.  Barranquilla, Agregado Naval de Colombia en Nicaragua, Director de Personal de la Armada Nacional, Director de Telemática de la Armada Nacional, se retiró a solicitud propia en enero de 2003, en el grado de Capitán de Navío.

Rodolfo Rodríguez Castro

Fue capacitado en Ingeniería Naval Electrónica, Curso de Jefe de Departamento de Destructor en Newport, Maestría en Finanzas, Diplomado en Derecho Marítimo Internacional. Recibió condecoraciones como la del Almirante Padilla, Antonio Nariño, Fuerza de Superficie, Gobernación del Chocó, Gobernación de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Gobernación del Atlántico, Concejo Distrital de Barranquilla, Orden de la Democracia del Congreso de la República.

Es casado en segundas nupcias, con la dama Claudia Patricia Jiménez Leal y tiene dos hijos de su primera relación matrimonial, Rodolfo y Gloria Helena.



Álvaro Rey Zúñiga, primer piloto Chocoano de la Fuerza Aérea Colombiana . Mis memorias (I) Por :Américo Murillo Londoño

Primeros Oficiales Chocoanos de la Fuerza Aérea Colombiana

Mis memorias (Primera parte)

Américo Murillo Londoño

La Fuerza Aérea Militar de Colombia, tuvo sus inicios en 1926, en la Administración del Presidente Marco Fidel Suárez, y surge como una necesidad para la defensa y seguridad nacional, al observar el importante papel que tuvo la aviación en la Primera Guerra Mundial.

Álvaro Rey Zúñiga

En ese cometido el Gobierno Nacional, contó con la cooperación de Francia, para el funcionamiento de una base aérea, que se instaló en Flandes-Tolima, que posteriormente se trasladó a Madrid-Cundinamarca, con la colaboración del Gobierno de Suiza, pero por deficiencias en las instalaciones y material de instrucción, ocasionó que la ejecución de dicho proyecto tuviera un cierre temporal; pero después en 1929 se reinicia su funcionamiento.

En 1933, la Base Aérea que operaba en Madrid-Cundinamarca, es reubicada en Cali, en una hacienda de nombre “El Guabito” donde actualmente funciona. Dicha Base Aérea, en su implementación tuvo la asistencia de misiones de varios países, como Alemania, Cuba y Norteamérica, desde 1935 hasta 1955. Vale anotar, que la Escuela de Cadetes, inicialmente tuvo el nombre de Ernesto Samper Mendoza, pero en forma posterior lo cambiaron por el de Marco Fidel Suárez.

Concomitante con la idea del Gobierno Nacional de impulsar la aviación, en el Chocó y particularmente de Quibdó, las autoridades regionales, buscaban alternativas para salir de la enmarañada selva, tener una comunicación expedita con otras regiones del país y en ese orden de ideas, en la administración el Intendente del Chocó, Emiliano Rey Barbosa se concreta la construcción de un puerto más en Quibdó, a la orilla del Río Atrato, en la Carrera 1ª, hoy con Calle 31 en medio del Edificio de la Gobernación y de la Universidad Antonio Nariño, anteriormente el Hotel Citará .

Puerto aéreo de Quibdó

Los trabajos del Puerto Aéreo, estuvieron a cargo del reconocido ingeniero Chocoano Rodolfo Castro Baldrich, quien construye una rampa en concreto inclinada, con capacidad para toda clase de hidroaviones y anfibios, para el transporte de pasajeros y carga, además; se construye la caseta de control de comunicaciones aéreas; obra que se inaugura el 30 de octubre de 1933.

La presencia de Chocoanos en la Oficialidad de Fuerza Aérea, ha sido relativamente poca, al igual que en la Armada Nacional y Ejército, comparada con la de la Policía Nacional.

Los primeros Oficiales de la Fuerza Aérea Colombiana, FAC, en su orden fueron los siguientes:

Álvaro Rey Zúñiga

Alvaro Rey Zuñiga y su hija

Nació en Quibdó en 1920, del matrimonio conformado por Emiliano Rey Barbosa y Felicia Zúñiga, de cuya unión nacieron: Felicia, América, Emiliano, Colombia, Álvaro y Gonzalo. Álvaro desde niño, tuvo una habilidad innata para elaborar juguetes, como trenes y especialmente aviones de palo de balso, coleccionaba revistas que mostraran aviones y recortaba las imágenes, con las que hacía una especie de álbum clasificando los aviones por su tipo; de combate, bombardero, transporte, etc.

Estudió bachillerato en Cali, en Yanaconas con los Padres Jesuitas; sus familiares cercanos lo describen como una persona que fue muy estricta, con un timbre de voz que denotaba mando y sentido de autoridad, que contrastaba con su trato cordial para con los demás y lo afectuoso con su familia, de la cual era muy consentido.

Don Emiliano, siempre anheló que Álvaro estudiara Agronomía en Palmira, pero otra cosa pensaba su hijo, que tenía una fijación por la aviación desde temprana edad, que se acrecentó el ver y vivir la experiencia de como su padre, había sido el impulsor de la aviación en el Chocó, y sin que su padre se enterara, se las ingenió para matricularse como Cadete de la Fuerza Aérea Colombiana y a la sazón formó parte del Curso Número 13, para Oficiales de la FAC. Se graduó como Subteniente en 1941, convirtiéndose en el primer Chocoano en ingresar a la Fuerza Aérea Colombiana.

Álvaro Rey Zúñiga fue enviado a Panamá a la Escuela de Las Américas, manejada por el Gobierno Americano donde se impartía capacitación en Defensa de Seguridad Nacional, también a los de la Armada y Ejército Colombiano. Vale anotar que dicha Base en 1989 fue trasladada en forma definitiva a los Estados Unidos.

El primero a la derecha, la cuota chocoana en los cielos colombianos

También recibió capacitación para el manejo de hidroaviones, en la Ciudad de Corpus Christi (Texas-Estados Unidos) en 1945 formó parte de los 10 pilotos de la Delegación Colombiana, que participaron en Cumaná-Venezuela, en una revista aérea, conjuntamente con representación de los demás países Bolivarianos, con ocasión de cumplirse 150 años de nacido el prócer Antonio José de Sucre.

Quienes conocieron a Álvaro Rey Zúñiga, lo describen como un hombre de buena talla, acuerpado y apuesto. Contrajo matrimonio con la Dama Cecilia Gutiérrez, le sobreviven dos hijas radicadas en Bogotá, Felicia que a la muerte de su padre tenía año y medio de edad y Margarita, que se encontraba en el vientre materno. Su esposa falleció hace aproximadamente 2 años, en Bogotá.

El intendente del Chocó en varias oportunidades Emiliano Rey Barboza y su hijo Emiliano Rey Zuñiga contemplan con tristeza los restos del avión accidentado

Álvaro Rey Zúñiga, tuvo una carrera militar relativamente corta, ya que ad portas de convertirse en Capitán, falleció en el grado de Teniente a los 28 años de edad, en un absurdo accidente el 24 de mayo de 1948, en un Avión C-47 de Matrícula FAC 662, en la Base Aérea de Madrid-Cundinamarca; en dicho accidente fallecieron 4 tripulantes; dos oficiales pilotos y dos técnicos.

Guillermo Rey, un sobrino de Álvaro que cumple años el 25 de mayo, un día después de su fallecimiento, se quedó pendiente de su regalo, que era precisamente un Avioncito, que su tío le había prometido.

El actual Aeropuerto de Quibdó, por haberse construido cercano a la Quebrada el Caraño, desde su implementación la gente lo denominó con su nombre; pero en el 2011, la Asamblea Departamental del Chocó, mediante Ordenanza 025, lo bautizó con el nombre de Álvaro Rey Zúñiga, en reconocimiento a que fue el primer Oficial Chocoano, en prestar sus servicios a la Patria, como piloto de la Fuerza Aérea Colombiana. 

El primero a la Derecha, con los de su promoción
Así registró la prensa nacional una semblanza del primer piloto chocoano, un caballero del aire.

VOLARON ALTO : Primeros oficiales Chocoanos de la Fuerza Aérea Colombiana. Mis memorias por Américo Murillo Londoño (Segunda Parte)


Adelmo Herrera Bermeo

Estudió en Quibdó en el Colegio Carrasquilla y se graduó de Bachiller en 1957, sus compañeros de aula, entre otros fueron: Libardo Alirio lozano Quintana, Ismael Roldán Valencia, César Murillo Conto,”Cemuco”, Roberto Montoya Escobar, Jorge Hinestroza e Irineo Arias. Adelmo fue un reconocido deportista, tanto en básquet como en futbol y representó al Chocó, en esta última disciplina en dos campeonatos nacionales, junto con Senén Mosquera, Emiliano García, “Millo” Ulíses López Urrutia, Joselín Murillo, Enrique Varela Martínez y Darío Porras Figueroa, entre otros.

Adelmo ingresó a la FAC en 1958 y al año siguiente siendo Alférez, es enviado a los Estados Unidos para recibir capacitación en Logística; en el grado de Teniente, nuevamente es enviado a los Estados Unidos, para capacitarse en esa oportunidad en el manejo de los aviones Hércules “D” y en el grado de Teniente Coronel, igualmente es comisionado para los Estados para entrenarse en el manejo de los Hércules “H” que son de doble alcance en relación a los “D”. También fue enviado a Francia, para recibir unos aviones Mirage adquiridos por el Gobierno Colombiano y además para capacitarse en su manejo; también viajó a Israel, como Supervisor del contrato entre ese país y Colombia, para recibir capacitación de los aviones Kfir.

Adelmo Herrera prestó sus servicios en la Base Aérea de Apiay, en los Llanos Orientales, en la Base de Palanquero, en el Aeropuerto el Dorado como Jefe de Abastecimiento, en Bogotá; también se desempeñó como Jefe de Servicios, fue el Director del Periódico de la FAC, Agregado de la Fuerza Aérea Colombiana en Venezuela y Fiscal General de la Fuerza Aérea. Se retiró voluntariamente en el grado de Coronel Efectivo en 1992 y reside actualmente en Bogotá.

Contrajo matrimonio, con la dama Yolanda Gaona de Herrera, de cuya unión, nacieron Carlos Arturo y Lux Karime.

Gustavo Trujillo Cumbe.

Nació en Bahía Solano,estudió y se graduó de Bachilleren el Liceo San José del Citará, en Ciudad Bolívar- Antioquia; fuimos compañeros de internado en dicho colegio, mientras él cursaba Sexto año, hoy día Grado 11, yo hacía Quinto, hoy día Grado Décimo. Fueros sus compañeros de curso, entre otros sus paisanos, Alberto Zúñiga Toral, Benjamín Antonio Zapata Garcés ”Titico”, Luis Enrique Rojas Palacios “Nene Rojas”, Francis Mena “Moro Chiá”, Osvaldo Blandón Valencia y Guillermo Valencia Jiménez “Culebrón”.

Gustavo Trujillo Cumbe

En 1967 ingresa como cadete a la Escuela de formación de Oficiales, en la Base Marco Fidel Suárez en Cali y se gradúa como Subteniente en 1968, con el Titulo de Tripulante Navegante; prestó sus servicios en el Comando Aéreo de Material, en el Comando Aéreo de Combate No. 1, en Palanquero, en la Dirección de Servicios y de allí al Comando Aéreo de Mantenimiento, cargo en el cual fue Segundo Comandante, también estuvo prestando servicios en la tripulación de los Jet Avro de Satena, en  el Comando General en Bogotá, en el Departamento de Personal y posteriormente en el Departamento de Inteligencia.

A lo largo de su carrera recibió condecoraciones, tales como La Cruz de la FAC, en el grado de Oficial, la Orden al Mérito Militar Antonio Nariño, autorización para uso de dos estrellas en las alas; lo que significa que para ese momento acumulaba 3.550 horas de vuelo,  fue enviado a Washington, en comisión diplomática en la Embajada de Colombia; en 1993 le otorgan la medalla de los 25 años de servicio y se retira voluntariamente, en el Grado de Coronel Efectivo.

Contrajo matrimonio, con la dama Mary Burbano, de cuya unión nacieron, Ana Cristina, Gustavo y Juan Camilo. Falleció en Bogotá en el 2017.

YESID AHMAD ARRIAGA OSORIO

YESID AHMAD ARRIAGA OSORIO

Nació en Quibdó, integró el curso 55 de Oficiales y se graduó como piloto en 1981, llegó hasta el grado de Mayor y falleció en 1995, en el accidente aéreo de un avión de Aires. Su padre fue el conocido Abogado, el Dr. Guido Arriaga Palacios.

Carlos Alberto Murillo Flórez

Nació en Istmina, hijo de Salomón Murillo natural de Pácora-Caldas, casado con Rita Flórez, de Condoto, se graduó de Bachiller en el Colegio San Luis Gonzaga (Cali) en 1979, ingresó a la Fuerza Aérea Colombiana en 1982, se gradúa como Subteniente, Especialista en Logística, el 5 de diciembre de 1984. Lo motivó ingresar a la FAC, el hecho que su padre de nombre Salomón, fue Coronel de esa institución y el verlo llegar a diario con su uniforme y escuchar sus aventuras de vuelo, le fue creando en su mente el deseo de ser un piloto y surcar los cielos de Colombia

Se desempeñó como Comandante de grupo del Comando Aéreo de Villavicencio, Segundo Comandante del Comando Aéreo de Mantenimiento Madrid, Cundinamarca, y fue designado por el Gobierno Colombiano, como Agregado Militar en Brasilia.

Carlos Alberto Murillo Flórez

Graduado como Administrador Aeronáutico del Instituto Militar Aeronáutico y realizó para la institución, trabajos que quedaron documentados sobre, Modernización de la Flota Tucano T-27 (14 Aeronaves) y Mantenimiento mayor de los Aviones C-130 (Hércules) de la Fuerza Aérea Colombiana.

 Recibió a lo largo de sus años de servicio condecoraciones, tales como: Distintivo Profesor Militar, Medalla a Servicios distinguidos al Cuerpo logísticos, Medalla Marco Fidel Suárez, Medalla por tiempo de Servicios, Orden Ciudad de Villavicencio, Orden Cruz de la Fuerza Aérea al Mérito Aeronáutico, Medalla Antonio Nariño, Medalla 25 años de servicio, Medalla Servicios Distinguidos a la Seguridad y Defensa a Bases Aéreas, Medalla Justino Mariño además; además recibió distintivos como, Estado Mayor Aéreo, Mención de Honor Especial, Se retiró voluntariamente del servicio, en el Grado de Coronel Efectivo en el 2012.

Contrajo matrimonio con la dama Sara Marmolejo, de cuya unión nacieron Juliana, Isabela y Diana, es Capitán de la Fuerza Aérea.

Carlos Alberto en la actualidad se desempeña como Gerente de MRO, Mantenimiento Recuperación Operativo, en la Corporación de la Industria Aeronáutica Colombiana, en Madrid- Cundinamarca.

Anécdota. Doña Rita Flórez, tenía una estrategia muy particular para que le permitieran ingresar a las Bases Aéreas, cuando iba de visita para donde su hijo Carlos Alberto; cuando los centinelas le preguntaban por su nombre y quién era ella, muy campante decía: “Soy la esposa del Coronel Murillo, la mamá del Coronel Murillo y la abuela de la Capitán Murillo” lo que de inmediato surtía efecto, para que le dijeran, como ordene bien pueda siga.

Primeros Oficiales Chocoanos, del Ejercito Nacional.Mis memorias. Por Américo Murillo Londoño

El Capitán Luis Felipe Valencia, al mando de un pelotón 1922- Bogotá

Esa foto es de 1922, del Capitán Luis Felipe Valencia, al mando de un pelotón en Bogotá

Durante el siglo XIX se hicieron varios intentos para fundar una Escuela Militar en Colombia, pero debido múltiples conflictos internos como la guerra civil, se abortó dicho proyecto; lo que no impidió el funcionamiento de colegios militares. Cuando se expide la Constitución de 1886, se establece que la Nación tendrá para su defensa un ejército permanente, para proteger la soberanía de Colombia, contra cualquier amenaza interna o externa; y en desarrollo de dicho precepto, sólo en 1907 cuando se implementa una reforma militar, liderada por el General Rafael Reyes, inicia labores a partir del 1º de mayo, la Escuela Militar de Cadetes, bajo la orientación de dos Capitanes del Ejército de Chile.

En 1997 la Escuela Militar adopta el nombre de José María Córdoba, al cumplirse el Sesquicentenario de su muerte; como un reconocimiento para honrar su memoria y exaltar sus virtudes; por haber sido el héroe de Ayacucho, quien encarnó la máxima expresión militar en la gesta libertadora, y así, perpetuar su ejemplo para las nuevas generaciones.

Los primeros Oficiales Chocoanos, se relacionan en su orden así:

Luis Felipe Valencia Lozano

Luis Felipe Valencia Lozano

Nació en Quibdó en 1900, hijo de Jorge Valencia y Rita Lozano. Vale recordar, que su hermano Jorge Valencia Lozano, fue Rector del Colegio Carrasquilla; varias veces Intendente del Chocó, abuelo del conocido Cirujano de Quibdó, Jorge Elín López Valencia. No tengo fecha del ingreso de Luis Felipe a la Escuela Militar, pero información de prensa lo destaca como uno de los mejores Cadetes de su promoción, ganándose el aprecio de compañeros y superiores (Tomado de la “Revista del Chocó”) Llegó hasta el grado de Capitán y se retiró voluntariamente para estudiar Ingeniería en la Universidad Nacional. Hizo sus prácticas en el Ferrocarril de Sur, en las Oficinas Municipales de Bogotá, adelantó estudios sobre Acueductos y se graduó en 1928.

Tuvo en su haber profesional, el diseño del primer acueducto de Quibdó, construido por el Dr. Benjamín Ferrer Ibáñez; trabajó como Ingeniero durante muchos años en el Instituto Agustín Codazzi; e inclusive fue de los primeros ingenieros de esa entidad, de la cual fue un gran referente, hasta obtener su jubilación. Posterior a su retiro del ejército, ejerciendo la ingeniería y jubilado, siempre lo llamaron el Capitán Valencia. Luis Felipe Contrajo matrimonio con Josefina Rodríguez Coutin, de cuya unión nacieron: Luis Carmelo, María Eugenia, Alberto y Gabriel Eduardo. Falleció en Bogotá, en 1981.

Heráclio Díaz Ferrer

Heráclio Díaz Ferrer

Heráclio Díaz Ferrer, ingresó a la Escuela Militar de Cadetes en 1948, graduándose de Subteniente en 1950, pero en forma posterior hace un curso de seis meses, para homologarse como Oficial de la Infantería de Marina y en efecto, recibe el grado de Teniente de esa disciplina en 1952. La información de este Oficial, fue publicada en mis memorias sobre los primeros Oficiales Chocoanos de la Armada Nacional.

José Antonio Martínez Coutin
Nació en Quibdó en 1930 de la Unión Matrimonial conformada por el Dr. Vicente Martínez Ferrer y doña Débora Coutin Tobar. El Dr. Martínez Ferrer, fue Magistrado del Tribunal Superior en Quibdó y también Magistrado del Tribunal Supremo del Trabajo en Colombia. José Antonio fue el 5º de nueve hermanos, se graduó de Bachiller en el Liceo Antioqueño en la Ciudad de Medellín; teniendo como compañero de estudio a su paisano, el Arquitecto René Orozco Echeverry.
Ingresó a la Escuela de Cadetes José María Córdova y se Graduó como Subteniente en 1952, trabajó en Medellín en el Batallón Girardot, en el Batallón Santander de Ocaña, en el Batallón José Hilario López de Popayán, en la Séptima Brigada en Villavicencio, fue Segundo Comandante de la Sexta Brigada en Ibagué, donde laboró la mayor parte de su vida militar. En 1957 estuvo con el Batallón Colombia, en el Canal de Suez con las tropas de la ONU, haciendo presencia para garantizar la paz en las diferencias limítrofes Arabe–Israeli.

José Antonio Martínez Coutin

Llegó hasta el grado de Coronel Efectivo, siendo el primero de los Chocoanos en ostentar esa dignidad y próximo para ascenso a Brigadier General, falleció a la edad de 43 años después de haber sido sometido a una intervención quirúrgica de un Bypass Cardiaco, en el Hospital Militar Central. Estuvo casado con doña Adela Guarnizo, de cuya unión nacieron: Adriana Isabel, Luis, Diego y Antonio José, quien fue Capitán del Ejército; de donde se retiró voluntariamente para seguir carrera universitaria

José Antonio, sin dejar de lado la disciplina, el mando y autoridad, le dio trato preferencial a Chocoano que encontraba en las guarniciones que trabajó; según testimonios de Vistinio Garrido Luna, retirado como Suboficial del Ejército y de Wenceslao Perea “Viejo Vence” cuando fue soldado bachiller en 1970, en Ibagué.
.
Jorge Alonso Rengífo Yurgaqui
Nació en Quibdó, estudió una parte del Bachillerato en el Colegio Carrasquilla y otra en la Ciudad de Cartagena, en el Liceo de Bolívar, obteniendo su grado de Bachiller en 1960, sus padres fueron don Neftalí Rengifo González y Donatila Yurgaqui Villa, ingresó a la Escuela General de Cadetes José María Córdoba y se Graduó de Subteniente en diciembre de 1962, e iniciando el año 1963 ingresa a la Escuela de Lanceros en Tolemaida y se gradúa en esa especialidad.


Jorge Alonso Rengífo Yurgaqui

Hizo curso de Policía Militar en Bogotá y fue Comandante en esa especialidad, en la Cuarta Brigada en Medellín, en la Base de Apiay, hizo curso de Paracaidista Experto, en máximo grado, para lo cual se requiere un mínimo de 180 saltos, hizo 360 saltos; también hizo curso de Localizadores, adelantó además Curso de Explosivos y Demoliciones, en Tolemaida fue Oficial de Operaciones y fue Instructor de Paracaidismo y para quienes adelantaban Curso de Suboficiales.

Además de lo reseñado arriba de Jorge Alonso, vale destacar que prestó sus servicios como Oficial en las siguientes guarniciones: Batallón: Ayacucho en Manizales, Voltígeros, cuando quedaba en Sevilla-Valle del Cauca, Colombia en Algeciras- Huila, Sucre en Chiquinquirá, Bolívar en Tunja.

Se retiró voluntariamente de la Institución, en el Grado de Mayor, y a su retiro trabajó como Oficial de la Aduana y en vigilancia privada.

Francisco León Díaz García

Francisco León Díaz García


Nació en Neguá, más conocido como “Pacho León”, hijo de Ángel María García Gómez y Rita García Ledezma, estudió Bachillerato en Cartagena, en el Gimnasio Bolívar, Ingresó a la Escuela de Cadetes José María Córdoba, para hacerse Oficial del Ejército, y en 1965, se Gradúa de Subteniente; adelantó Cursos de Especialización de Lancero y Contraguerrilla y Paracaidismo; además como Oficial del Ejército, sin renunciar a esa fuerza, recibió capacitación de Infantería de Marina, en la Base de Coveñas.
Hizo curso de Policía Militar y fue Comandante de esa especialidad en la Cuarta Brigada en Medellín y también en la Sexta Brigada de Ibagué, trabajó en el Batallón Ricaurte de Bucaramanga. Se retiró del servicio activo en forma voluntaria y posteriormente trabajó como Oficial de la Aduana.

Epifanio Álvarez Copete
Nacido en Quibdó, Hijo de la unión matrimonial del reconocido comerciante don Epifanio Álvarez Caraballo, natural de Barranquilla y Mélida Copete, oriunda de Pizarro- Chocó, estudió una parte del bachillerato en Cartagena y el complemento en el Colegio Carrasquilla, en donde se Graduó de Bachiller en 1960; entre sus compañeros de aulas podemos mencionar entre otros: Herno Parra Murillo, Helí Gómez Ortega, Nelson Coutín Sánchez ”Popín”, Esteban Caicedo Córdoba, Gilberto Coutin Garrido, Pedro León Hinestroza, Antonio Garcés, David Realpe y Azarías Mosquera Borja, quien se hizo Oficial de la Policía Nacional, de quien comentamos en el escrito de mis memoria, sobre la Institución Policial.

Epifanio Álvarez Copete

En su época de estudiante, Epifanio fue un apasionado por el físico culturismo y cuando en Quibdó no se tenía idea de lo que era un gimnasio deportivo, fundó un club el Power Club, donde se practicaba boxeo y levantamiento de pesas. Del Power Club formaron parte entre otros: Ariel Valdés Gil, Nelson Barrios Villa “Chalo”, Julio Ángel, Jairo Villa Machado, Sócrates Cortés ”Choco”, Rafael Córdoba ”Culecho”. Los miembros del mencionado Club, realizaban torneos competitivos de dicha disciplina; en el conocido bailadero Río Atrato, ubicado donde ahora es el Parque Manuel Mosquera Garcés, frente al surtidor de gasolina al lado de las Oficinas de Claro.

Epi, como es conocido coloquialmente fue el primero en practicar el Esquí Acuático en las aguas del Atrato, tirado por un motor fuera de borda, para asombro y diversión de los Quibdoseños, que se agolpaban para observarlo haciendo malabares y piruetas, los domingos en las horas de la tarde, en lo que hoy es el Malecón.
Ingresó a la Escuela de Cadetes José María Córdova, para hacerse Oficial del Ejército, y en 1965, en la misma promoción con “Pacho León” se Gradúa de Subteniente; adelantó Cursos de Especialización de Paracaidismo Militar, Lancero y Contraguerrilla, de todo lo cual fue Instructor en la Escuela de Cadetes. Durante su permanencia en la Escuela Militar, también recibió formación en Economía y Finanzas en la Universidad Militar de Colombia. Se retiró voluntariamente del servicio activo en el Grado de Teniente en 1969, para regresar a su tierra y ponerse al frente de los negocios de la familia.

Posterior a su retiro del servicio activo, Epifanio, ingresó a la Universidad Tecnológica del Chocó y obtuvo Grado de Administrador de Empresas, en 1980; igualmente estudio para Piloto de Aviación Privada, con Licencia 2688, de la Aeronáutica Civil (Datos parciales, Periódico El Manduco).

Ariel Valdés GiI

Ariel Valdés GiI

Nació en Istmina, hijo del Ingeniero Civil y de Minas, el ex Gobernador del Chocó, Demetrio Valdés Ortíz y Elvira Gil Minota, se Graduó de Bachiller en el Instituto La Salle en Bogotá en 1962, inicialmente ingresa a estudiar Ingeniería Civil; pero su relación de amistad con Epi Álvarez quien ya se encontraba en la Escuela Militar de Cadetes, lo motivan para cambiar de orientación profesional y se enrola en esa Institución en 1964, se Gradúa como Subteniente en 1966; tuvo formación de Lancero, Contraguerrilla, Paracaidismo Militar y Tiro, inicialmente como Experto y después como Maestro; también hizo Tiro Defensivo con armas cortas, Curso de Armamento, que tiene que ver con el manejo y accionar de morteros, ametralladoras, fusil, etc.
Durante el tiempo que Ariel estuvo en la Escuela de Cadetes, participó en los Juego Inter Escuelas de Cadetes y fue Campeón en Tiro, Boxeo, Lucha y Jabalina, obteniendo medallas de oro y plata. Formó del parte del equipo de Colombia, en Certámenes Deportivos de los Ejércitos de América, en 1972 y 1973, donde resultaron Campeones.
Fue Comandante de Compañía de Contraguerrilla, durante 4 años fue Comandante de la Compañía de Tiro del Ejército, fue Segundo Comandante del Batallón Junín en Montería, fue Comandante (Fundador) del Batallón Rafael Reyes en Cimitarra –Santander, fue Comandante del Batallón 21 Vargas en Granada (Meta) durante 2 años, y también fue Comandante de la Zona 13 de Reclutamiento en Bogotá.
Ariel Valdés, se retiró voluntariamente del servicio activo en 1980, en el Grado de Teniente Coronel, y posteriormente se hizo Abogado Especialista en Derecho Administrativo de la Universidad Nueva Granada.Trabajó como Asesor Jurídico de la Caja de Vivienda Militar y de Policía.

NOHEMY CHAVERRA CHAVERRA, Primera negra Ingeniera Química,ORGULLO CHOCOANO. MIS MEMORIAS: AMÉRICO MURILLO LONDOÑO

Américo Murillo Londoño

Tengo un primo, Carlos Rengifo Machado que vive en Cali desde 1972, para aquella época mi lugar de residencia era Bogotá, de donde me desplazaba a la Sultana del Valle, cada vez que se organizaba una guitarreada en casa de algún Chocoano conocido, en la que siempre estaba participando Carlos, excelente guitarrista, fiel acompañante de mi hermana Zully en sus presentaciones artísticas, que no me dejaba por fuera del parche, como se dice ahora, y por supuesto que yo, que era un jovencito soltero y medio cambambero, no esperaba que me rogaran y presuroso me embarcaba en una buseta de Velotax, rumbo a Cali.

En esas idas y vueltas a Cali, parrandié en la residencia de Ignacio Hinestroza, el gran “Chagualo” nacido en Tadó, fundador del Trío Monte Carlo, sólo comparable con Marcelino Caicedo de Río Sucio y mi amigo Víctor Dueñas Porras. Una de esas guitarreadas fue programada para un fin de semana, en casa del Dr. Francisco Palacios Martínez, también amante de esas tertulias amenizadas con sones, boleros y guarachas, en las que no faltaba su hermano el médico César Palacios Martínez.  Resultó que para esa reunión recibí invitación de Carlos; pero acontece que la buseta que me transportaba para Cali tuvo un percance mecánico, que no permitió que llegáramos esa noche; sino al otro día en la mañana; pero como dice el refrán, que al que le van a dar le guardan, aconteció, que los de la fiesta se amanecieron y siguieron la rumba hasta la tarde, de tal suerte que me tocó mi parte de cantata, trago y comida.

Dra. Nohemy Chaverra Chaverra

En esa oportunidad conocí a la Dra. Nohemy Chaverra Chaverra, casada con el Dr. Francisco Palacios Martínez y me llamó fuertemente la atención, ver su diploma de bachiller, y el que la acreditaba como Ingeniera Química, la verdad fue que nunca me imaginé que una mujer y por añadidura Chocoana, se hubiera graduado de Bachiller en el año de 1945   (era normal graduarse de maestra) y  además como Ingeniera Química en 1951, por eso pensé de inmediato, que esa dama para esos tiempos, había roto esquemas y era fuera de serie.

La Dra. Nohemy nació en Tutunendo el 15 de abril 1926, Hija de Eustaquia Chaverra Mena y Francisco Valencia Quejada; quien no apareció en registro alguno como tal; porque su mamá la señora Eustaquia lo dispuso así; ya que el rol de papá lo asumió su hermano Cardenio Chaverra, quien le dio afecto, estudios y la apoyó siempre en todo como un verdadero padre, por ello la Dra. Nohemy figuró en todos sus registros, con apellidos Chaverra Chaverra.

Su niñez transcurre en Tutunendo, con sus amiguitas de infancia entre juegos y el río nadando o montadas en una canoa pequeña, que le habían regalado; amaba tanto su tierra natal que ella siempre decía:” soy de la república de Tutunendo”. Cuando llega la etapa de ingresar a la escuela, es enviada al Carmen de Atrato, para cursar la primaria donde las monjas. En esa época estaba en pañales la Carretera de Medellín a Quibdó, el viaje era por trocha a lomo de mula.

En anteriores escritos, he comentado que el Instituto Pedagógico Femenino de Quibdó, era el único establecimiento femenino de secundaria completo, donde se graduaban las maestras del Chocó, el cual había sido fundado en 1934; y que la concepción de la época sobre el rol de la mujer Chocoana en la sociedad, no iba más allá de ser educadora y en ese orden de ideas encontramos que antes que se graduara la primera promoción del Instituto arriba citado, las mujeres que habían salido de la tierra con deseos de superación académica, igual se graduaron de docentes con capacitación posterior en ciencias de la educación.

Cuando Nohemy termina la primaria en el Carmen de Atrato, en su casa le dicen que la van a matricular en Quibdó, para cursar la secundaria y graduarse de maestra en el Instituto Pedagógico Femenino, pero ella les hace saber a su mamá y al señor Cardenio, que tenía pensado estudiar bachillerato y hacer una carrera profesional, concretamente ser una Química. Nohemy había leído una revista donde las religiosas del Carmen de Atrato, en la que se mostraba la fotografía y logros de la científica Marie Curie, nacida en Polonia y nacionalizada en Francia, que había sido galardonada con dos premios nobel, uno de física y otro de química; esa era su motivación e inspiración.

Nohemy es matriculada en el Instituto Central Femenino- CEFA, en Medellín, su acudiente fue el Dr. Diego Luis Córdoba.  Se comprometió consigo misma, en no arredrarse por ser de provincia y negra, en una gran ciudad como Medellín, y que no sería inferior académicamente a ninguna de sus compañeras y a fe que lo logró; fue la mejor Bachiller de su promoción en el año de 1.945 y le impuso la condecoración el Secretario de Educación de Antioquia.

Como era su sueño se matricula en la Facultad de Ingeniería Química, de la Universidad de Antioquia, ganándose el respeto y aprecio de compañeros. En el año de 1951 termina sus estudios de Ingeniería Química, y se gradúa como única mujer con cinco compañeros más, que fueron: León Pérez M, Jaime Gallón R, Francisco P. Lema T, Gustavo Cárdenas V. y Alberto Bernal R.

Laboró como Ingeniera Química, en Fabricato, y en Tejidos Celta, en las que se desempeñó como Directora del Laboratorio de Tintorería, encargada establecer la clase de tintura, para aplicarle a las telas según el tipo de fibra y encargase del respectivo control de calidad; prestó igualmente sus servicios en las Multinacionales Bayer y Química Proco, en la línea de productos químicos para la industria textil.  En Barranquilla se desempeñó como profesora en la Universidad del Atlántico, en la Facultad de Ingeniería Química, Posteriormente crea su Empresa, llamada Confecciones Nocha, produciendo uniformes para el Colegio Alemán, Colegio Elena Duque y otros.

En el año de 1951 termina sus estudios de Ingeniería Química, y se gradúa como única mujer con cinco compañeros más,

En 1960 el amigo Aristo Perea Córdoba, le presentó a la Dra. Nohemy a Francisco Antonio Palacios Martínez, Químico Farmacéutico de la Universidad Antioquia y luego de un noviazgo de 6 meses, éstos contraen matrimonio el 1 de enero de 1.961 en Tutunendo, la boda se celebra en la Escuela República de Panamá, porque no cabían en la Iglesia los invitados. De esa unión, nacen 4 hijos, Cesar Augusto, Carlos Alberto, Nohemy y Andrés Fernando; quien fungió como Viceministro del Trabajo, en el segundo mandato de Alvaro Uribe Vélez.  

La Dra. Nohemy y su esposo Francisco Antonio Palacios

Fue la Doctora Nohemy una madre amorosa, que en principio alternó su trabajo con la educación de sus hijos y cuando éstos empiezan a crecer, con la aquiescencia de su esposo, se retira de toda actividad laboral, porque pesó más en ella, la responsabilidad materna y el acompañamiento a sus hijos, en su educación.

P.D. 1- la Dra. Nohemy, apoyó a muchos paisanos y parientes que llegaban a estudiar y trabajar en Medellín, Cali y Barranquilla, sitios donde vivió y trabajó. Su deceso ocurrió en Quibdó, el 17 de abril de 2001 y sus restos reposan en Tutunendo, conforme a su última voluntad.

P. D. 2- No tengo registro de mujer Chocoana, que se haya graduado como Bachiller y como Ingeniera Química, antes que Nohemy Chaverra Chaverra.  

P. D. 3 – Posteriormente en 1965, se gradúan en Bogotá como Ingenieros Químicos, Nancy Valencia Conto, en la Universidad Nacional y Jorge Arturo Murillo Perea, en la Universidad de América.

Camilo Mayo Caicedo Primer Arquitecto “Negro” del Chocó y Colombia. Mis Memorias. Por:Américo Murillo Londoño.

Camilo Mayo Caicedo nació en Quibdó en febrero de 1.913, hijo de la unión matrimonial conformada por Camilo Mayo Córdoba natural de Neguá y Flora Caicedo Cuesta natural de Quibdó. Mayo Córdoba, fue un personaje muy reconocido en Quibdó, quien no obstante haber cursado sólo hasta cuarto año de elemental o primaria, era bastante ilustrado dado que se preocupó mucho por su formación empírica; tenía una buena biblioteca entre otras cosas voluminosa para el medio, tenía una casa grande bien diseñada, que era punto de referencia para futuras construcciones.

 Don Camilo Mayo Córdoba, fue Inspector de Policía, Alcaide de la cárcel de Quibdó y un próspero comerciante, exportador de madera fina, pero antes de esa actividad tuvo una miscelánea que un pavoroso incendio arrasó además de causarle serias quemaduras en su humanidad; razón por la cual lo apodaron “la ley quemada”. Don Camilo inculcó a sus hijos Camilo y Flora, la necesidad de estudiar y superarse para ser personas de bien y útiles a la sociedad, por ello los envió a estudiar a Medellín; a Camilo bachillerato en el Liceo Antioqueño y a Flora Contabilidad y Dactilografía (Técnica de escribir a máquina) en la Remington; lo que le sirvió para ser durante muchos años la Secretaría Privada de la Intendencia y posteriormente la Gobernación del Chocó.

 Camilo Mayo Caicedo, con el apoyo de su padre se traslada de Medellín con destino a Bogotá, con el propósito de estudiar Arquitectura, que en principio era una especialidad de la Ingeniería, hasta cuando en 1936, se convierte en una facultad independiente con todas las de la ley. Camilo Caicedo Mayo, ingresa a la Universidad Nacional, cuando había que cursar un año de preparatoria; pero para la fecha de la culminación de la carrera, los pocos de su promoción son los primeros en graduares como Arquitectos. Para la realización de sus estudios universitarios contó al igual que muchos prometedores jóvenes chocoanos con una beca de la Intendencia del Chocó, según se desprende del informe del secretario de educación Juan J Carrasco , siendo intendente Emiliano Rey Barboza en 1933

Vale anotar, que en esa época Sólo en la U. Nacional había facultad de Arquitectura y como Camilo Mayo Caicedo no tenía de compañero ningún corracial, ello lo convirtió en el primer Arquitecto negro de esa universidad, del Chocó y Colombia; de conformidad con la Resolución 678 de 1939, que lo registra como Arquitecto, conforme a lo dispuesto en la Ley 94 de 1937, que reglamentó el ejercicio de la profesión de Ingeniería.

El Dr. Camilo Mayo Caicedo, combinó el ejercicio profesional con la actividad administrativa y docente, en la medida que durante muchos años se desempeñó en la Universidad Nacional, como profesor de la materia Construcción, también Secretario de la Facultad de Arquitectura y Decano (e) de la misma y después de su jubilación y retiro de la Universidad, las directivas del claustro universitario, lo declararon Profesor Emérito. Viajó como invitado especial en representación de la Universidad Nacional, a Sao Paulo y Río de Janeiro, a la inauguración de la Facultad de Arquitectura, en las universidades de esas ciudades. Durante dos años estuvo en Madrid, especializándose en el Instituto Eduardo Torroja de la Ciencia de la Construcción y el Cemento. El Dr. Camilo, también fue profesor fundador de la Facultad de Arquitectura de la Universidad La Gran Colombia.  

Presentación de los proyectos ante el gobernador Arcos,el obispo Pedro Grau y Arola y otras importantes personalidades. Foto cortesía Familia Arcos

El Dr. Mayo Caicedo elaboró los planos del Hotel de Turismo en Quibdó, hoy Universidad Antonio Nariño, del Edificio 8 pisos, construidos durante la administración del Gobernador Miguel Ángel Arcos, por el ingeniero Luis Mosquera Garcés, también hizo el diseño de la Escuela Normal de Señoritas en Istmina; así como los planos de los hospitales del Carmen de Atrato y el de Istmina, pero lamentablemente las obras no se ejecutaron conforme se diseñaron.

 El Dr. Camilo en 1974 hizo los cálculos para el desplazamiento hacia un costado el Edificio Cudecom en Bogotá, con el objeto de prolongar la Avenida 19 hacia el occidente, que sólo llegaba hasta la Avenida Caracas, bloqueada por el citado edificio.

Con ocasión a los 150 años de actividad académica de la Universidad Nacional, se editó un libro, en el que escribió el Arquitecto y Dr. en Historia Luis Fernando González Escobar, quien resalta la memoria y obra del Dr. Camilo Mayo, al que entrevistó en 1992, y refiriéndose a su legado, entre otras cosas anota:” Ahora bien, buena parte de su actividad profesional descolló en el tema de la vivienda de bajo costo o económica, especialmente después de participar en los cursos del Centro Interamericano de Vivienda y Planeamiento-Cinv-, un convenio creado por gobierno Colombiano con la OEA en 1951, y que inició actividades en Bogotá en 1952.

Con su familia en Disneyword

Como su nombre lo indica, se trataba de investigar y hacer trabajos experimentales para resolver problemas técnicos constructivos, con el fin de planear e intervenir en el problema de vivienda en América Latina, tan en boga por aquellos años. Mayo Caicedo tenía alguna experiencia de diseño de viviendas como las de la Cooperativa Ferrocaja Ltda, en 1948, o para la Caja de la Vivienda Popular del Distrito, en 1950. Luego se dedicaría a la búsqueda de materiales y tecnologías, de procesos constructivos, para la vivienda popular”

El Dr. Camilo Mayo Caicedo, siempre vistió de traje negro de paño inglés, su trato para con las demás personas siempre fue amable y cordial, pero igualmente fue muy serio y exigente en su vida profesional y en cuestiones académicas; vale acotar de él, que siempre ha sido recordado y admirado por quienes fueron sus alumnos, contrario a los que escriben la historia del Chocó y por muchos de sus paisanos, razón por la cual su nombre y legado han permanecido en el anonimato.

El Dr. Mayo Caicedo contrajo matrimonio con Carmen Evelia Guzmán, fallecida en 1991 natural de Vianí-Cundinamarca, de cuya unión nacieron, Álvaro Iván, Camilo Hernán, Flor Esperanza e Irma, que es la única que sobrevive y está residenciada en Michigan, Estados Unidos.

El Dr. Camilo Mayo Caicedo, falleció en Bogotá un 31 de mayo de 1993.

Maquetas de algunos de sus diseños para proyectos en el Choco.

Maqueta del proyecto Hotel de Turismo en Quibdó ,que cuenta con 45 habitaciones, con baño, amplios comedores y terrazas, grill, piscina y demás comodidades modernas. Por decreto 245 del gobierno nacional concedió un auxilio de $ 600.000 La primera parte de esta obra fue financiada por el Banco del Comercio, según se desprende del informe del Gobernador Miguel Ángel Arcos ,agosto de 1958.
Diseño del Instituto Femenino de Enseñanza Secundaria y Profesional del Chocó, conocido como hoy como IEFEM en Quibdó. El diseño original incluía un conjunto de edificaciones, consistente en un bloque de alojamiento, tres bloques de aulas, capilla y paraninfo, piscina y campos deportivos. tomado : informe del Gobernador Miguel Ángel Arcos ,agosto de 1958.
Edificio de Rentas de la Beneficencia «8 pisos» y el Teatro Cesar Conto Ferrer



Comentarios

Entradas populares de este blog

Las cuentas del saqueo y dominio español al Chocó, sobreviven en el Archivo general de Indias (Sevilla-España)

Historia de la aviación comercial en el Chocó

El Canal del Cura: primer patrimonio arqueológico de los chocoanos. Por John Antón Sánchez, antropólogo