El franciscano Fray Miguel de Castro Rivadeneira: Otro posible fundador de Quibdó. Por -. Gonzalo Díaz Cañadas

Una nueva protagonista en torno a la fundación y posterior poblamiento de lo que es hoy Quibdó, aparece en fuentes documentales destacando la labor realizada por el líder de la misión franciscana fray Miguel de Castro Rivadeneyra en 1673. Por -. Gonzalo Díaz Cañadas La verdadera historia sobre la fundación y poblamiento del actual municipio de Quibdó, capital de Departamento del Chocó, es un hecho que ha quedado en el limbo, tras haberse descartado las hipotéticas fundaciones que la tradición oral e historiadores repitieron por varios siglos. La persona que, luego de un dedicada investigación histórica y de archivos, más se aproximaba a la verdad fue el intelectual chocoano Manuel Salge Mosquera, quien falleció en su intento, alcanzando a dejar una ponencia realizada en Quibdó en el marco de los 300 años de la supuesta fundación, donde uno por uno desvirtúa, las más importantes publicaciones que abordaban o hablaban de la fundación de Quibdó. A todas estas hipótesis el historiador Manuel Salge Mosquera en sus prudentes reflexiones sobre la fundación de Quibdó, dice modestamente que las anteriores aseveraciones carecen de suficientes fundamentos: no citan fuentes originales, están cargadas de errores y contradicciones, unos y otros autores entre vacilaciones y conjeturas, no se detienen en un serio análisis o critica . Ante este vacío histórico que ostenta la fundación de Quibdó, Rafael Perea Chalá acota diciendo que solo la arqueología y la paleografía tienen la palabra y puedan dar luces de certeza. Expresa que los historiadores piensan como muy difícil hallar la fecha y año de fundación de Quibdó por que los sucesivos incendios y el clima súper húmedo del Chocó habrían dado al traste con el acta. Las Fundaciones Una de las hipótesis es que el hoy Quibdó fue fundada y comenzado su poblamiento desde 1654 por los jesuitas Francisco de Orta y Pedro Cáceres, con el nombre de Citará, en lugar diferente del actual. En 1690 Manuel Cañizares se instaló en el sitio definitivo con su familia. En 1702 Francisco Berro le dio el carácter de población mediante acta firmada por los vecinos con el nombre de San Francisco de Quibdó. Distrito municipal en 1825. Capital del Chocó en 1948. Sobre la Fundación franciscana de la ciudad de Quibdó el sacerdote Napoleón García Anaya en su libro Quibdó, perla del Pacifico señala que “A mitad del siglo XVII llegó a la región el religioso franciscano Fray Matías Abad quien se estableció en 1648 en el caserío San Francisco del Atrato, ubicado en la confluencia del Atrato con el río Andágueda, en el sitio llamado Lloró. Algunos años después fue destruido por los indígenas. Los sobrevivientes, en una fecha que se ignora, liderados por misioneros franciscanos se trasladaron a la confluencia del Atrato con el río Quito”. Los misioneros usaron para el nuevo pueblo nombres como San Francisco de Citará, San Francisco de Quibdó o San Francisco de Quito. Esto nos indica que fueron misioneros franciscanos los fundadores, pero los historiadores piensan que es muy difícil hallar la fecha de fundación pues los documentos anteriores al siglo XIX desaparecieron por hurtos, incendios y descuidos en la conservación, en un clima tan húmedo como el Chocó. La otra teoría adjudica al comerciante antioqueño esclavista Manuel Cañizales, cuando se afirma que “A finales del siglo XVII llegó a la región desde Urrao, el antioqueño Manuel Cañizales en busca de minas de oro. Después de haber trabajado la minería en Bebará subió hasta el poblado de Quibdó. Conocedor de la importancia comercial del lugar construyó a orillas del río en 1690 con pilotes de madera y techo de palma, una bodega como centro de abastecimiento de los mineros y colonizadores de la región. Cañizales habría sido Teniente de Alcalde y minero esclavista, pero no hay evidencia documental de su existencia. Adicional a ello, el historiador Luis Fernando Gonzales cuestiona ¿cuál fue el procedimiento, o manera de formalizar un “acto fundacional” de parte de un civil sin concesiones, títulos o adjudicaciones. O como fue un acto espontáneo como se hizo ese proceso y quien reconoció posteriormente el sitio, paraje o partido y quien le adjudicó los títulos y cargos?. En 1702 el colonizador español Francisco Berro levantó el acta de fundación y reconoció el lugar con el nombre de San Francisco de Quibdó en honor del santo patrono. Todas estas teorías con el tiempo se han caído de su peso, pues no aparecen ninguna prueba documental, ni acta, ni decreto, informe, o investigación histórica que así lo corrobore quedándose estas versiones en la tradición oral y la ciudad Quibdó sin conocer una evidencia real de su fundación. Luis Fernando González Escobar, el más importante historiador de Quibdó la denomina LA INCERTIDUMBRE FUNDACIONAL en su artículo Quibdó, la afrópolis del Atrato, Credencial Historia No. 227 se refiere a todas y cada una de las posibles fundaciones ya conocidas , menos a la de Fr. Miguel de Castro Rivadeneira. La fundación es Franciscana “ El comienzo de la década de 1670 marcó el inicio de campañas más decididas por parte de una serie de gobernadores en Popayán y Antioquia, apoyados por cédulas reales de 1.666 y 1674, para lograr la total “pacificación” del Chocó” , así dice Caroline A. Williams, en su texto “Resistencia y rebelión en la frontera española: reacciones autóctonas a la colonización en el Chocó colombiano, I670-I690”, publicado en el Boletín Cultural y Bibliográfico núm. 65, 2004, p. 36 Fueron varios los criterios para el establecimiento de las poblaciones y las mismas dependían de la docilidad o beligerancia de los indígenas ante el intento de colonización por los llamados descubridores y representantes de la corona española, quienes al igual que el clero y los mineros coincidían todos en la necesidad de ubicar a la población indígena en áreas donde fueran más fáciles su adoctrinamiento en la fe cristiana y donde mejor podrían apoyar y abastecer los asentamientos españoles. “Éstos también fueron los años durante los cuales un reducido grupo de franciscanos fue enviado de España, tras una nueva cédula real de 1671, para establecer una misión entre los indios de las provincias de Citará y Tatamá. Finalmente, los comienzos de la década de 1670 marcaron el inicio de un esfuerzo más concertado por parte de los mineros procedentes de las ciudades del interior - Popayán, Antioquia y Cali- para iniciar operaciones mineras en el Chocó” . Esta hipótesis se sustenta en la mención que hace la investigadora norteamericana Caroline Williams del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Texas de los Estados Unidos, en su ensayo “Resistencia y rebelión en la frontera española: reacciones autóctonas a la colonización en el Chocó colombiano, I670-I690” , donde aborda con gran profundidad, el proceso de reducción a la población que demostró ser mucho más difícil de lo que los misioneros que llegaron a la región se habían imaginado. La historiadora narra la llegada al Chocó en 1673, de ocho de los nueve misioneros franciscanos bajo la orden de Fr. Miguel de Castro Rivadeneira, quienes se dividieron en dos grupos. Un grupo de tres permanecería entre los Tatamás, y el otro grupo de cinco se trasladaría a la provincia de Citará. Todos iniciarían el proceso de congregar a las comunidades dispersas en un pequeño número de asentamientos permanentes. Lo anterior se corrobora en la obra Misiones Franciscanas en Colombia, cuando se afirma que “Fr. Miguel de Castro Rivadeneira. Estuvo seis años entre los indios Chocoes, y en 1669 se fue a España a pedirle a la reina una misión para el Chocó. En efecto, le concedió 12 sacerdotes y un hermano lego: éstos son los misioneros de que hablan los citados padres Navarro y Moreno. Entró, pues, el padre Rivadeneira con el título de Vicecomisario de las misiones, y en dos años se formaron varios pueblos” . Como el R. P. Rivadeneira había estado seis años en el Chocó con mucho fruto de conversiones, le fue concedido por el Rvdmo. P. Comisario General de España el título de pro ministro, confirmado por el General de la Orden, fray Francisco María Rini de Policio, en 1670. “Fr. Miguel de Castro Rivadeneira estuvo seis años entre los indios Chocoes, y en 1669 se fue a España a pedirle a la reina una misión para el Chocó. En efecto, le concedió 12 sacerdotes y un hermano lego: Entró el padre Rivadeneira con el título de Vice comisario de las misiones, y en dos años se formaron varios pueblos”. “Desde un comienzo, los misioneros franciscanos afrontaron serias dificultades para llevar a la práctica las congregaciones. El líder de la misión, fray Miguel de Castro Rivadeneyra, cuyo papel parece haber sido el de un superintendente ambulante de las actividades de sus compañeros, informó que poco después de llegar a la región emprendió viaje hacia una aldea indígena a orillas del Atrato para informarles a sus habitantes que había venido en nombre del rey a celebrar misa e instruirles en la sagrada fe. A cambio los indígenas deberían escoger un sitio para su nuevo pueblo, construir una iglesia y establecerse allí. Parece que, en efecto los indios escogieron el sitio para el asentamiento, el cual se llamó San Francisco de Atrato e incluso accedieron en construir una iglesia al fraile. Mas tan pronto como culi no la construcción de la iglesia los indígenas abandonaron el sitio” .Desde un comienzo, los misioneros franciscanos afrontaron serias dificultades para llevar a la práctica las congregaciones. El líder de la misión, fray Miguel de Castro Rivadeneyra, cuyo papel parece haber sido el de un superintendente ambulante de las actividades de sus compañeros, informó que poco después de llegar a la región emprendió viaje hacia una aldea indígena a orillas del Atrato para informarles a sus habitantes que había venido en nombre del rey a celebrar misa e instruirles en la sagrada fe. A cambio, los indígenas debían escoger un sitio para su nuevo pueblo, construir una iglesia y establecerse allí. Parece que, en efecto, los indios escogieron el sitio para el asentamiento, el cual se llamó San Francisco de Atrato, e incluso accedieron a construir una iglesia al fraile. Más, tan pronto como se terminó la iglesia, los indígenas abandonaron el sitio escogido. Este hecho se sitúa entre 1669 y 1673, periodo en que permanece vinculado fray Miguel de Castro Rivadeneyra , oriundo de Galicia (España), enviado a recoger unas limosnas para el sostenimiento de los lugares santos, en el marco de sus facultades como procurador provincial claretiano, antes de llegar al Chocó había participado como fundador de la poblaciones del Peñol 1.654 y Marinilla 1.664 en Antioquia. Eran días muy difíciles y de mucha hostilidad. A veces los indígenas también desafiaban a los misioneros mediante la resistencia, tanto pasiva como violenta. Por ejemplo; en mayo de 1674 Marzal informó que las gentes del asentamiento de Lloró se habían alzado en armas contra el líder de la misión franciscana, Castro Rivadeneyra, quien en septiembre del mismo año, confirmó confrontaciones violentas entre españoles y citarás en Lloró, cuando informó que nuevamente los indígenas habían intentado matar a los españoles. De este modo, los primeros años de actividad franciscana en el Chocó no se caracterizaron por el proselitismo, sino por repetidos intentos frustrados de realizar congregaciones y trueques para obtener alimentos. El efecto que estas dificultades ejercieron sobre los misioneros fue fácil de predecir. Para 1674, escasamente un año después de su arribo, algunos franciscanos habían llegado a la conclusión de que debían abandonar la región. Juan Tabuena estuvo entre aquellos que abogaban por abandonar la misión. En mayo de 1674 escribió a Castro Rivadeneyra aconsejando retirarse del Chocó; puesto que pensaba que el reconocimiento a los franciscanos sería mayor si se retiraban en ese momento, en vez de esperar a ser obligados a salir años después sin haber cumplido con las metas fijadas en un comienzo. Todos estos datos y elementos históricos dan cuenta de la presencia e influencia de Castro Rivadeneyra en la zona del Atrato, entre Lloró, Quibdó y Negüá, donde se presenta como la persona que se convertiría en comisario de los misioneros Chocó, quien viajó a España a hablar con la reina en persona para reclutar operativos para la misión en 1699. Estos elementos y otros de carácter documental verificables se desprenden del informe las Misiones Franciscanas en Colombia, imprenta Nacional, 1950 dan fundamento a esta nueva versión . Con estos nuevos datos aportados y los trabajos que muy seguramente se derivaran de esta información, permitirán corroborar o desmentir esta nueva teoria, pues al fin y al cabo hay varias interpretaciones y contradicciones entre los conceptos de fundación y poblamiento. Lo valioso e interesante de esta tesis es que existe una fundación documentada liderada por uno de los franciscanos que con mayor poder visitó estas tierras con dicha misión, con la aprobación de la reina de España. El franciscano Fray Miguel de Castro y Rivadeneira es reconocido pocos años antes como fundador de los municipios antioqueños que se ubican en el altiplano oriental en la cordillera central de Colombia. Entre tanto y contrario a esta tesis, un documento de 1793, en el que se solicita establecer a Cartago como capital de las provincias del Chocó, señala que no hubo en el transcurso del siglo fundaciones de ciudades o villas, ya que “En todo el Chocó no hay una ciudad ni población que merezca ser capital del gobierno el real de Novita [asentamiento del mismo nombre que la provincia de la cual es capital] que lo es en la actualidad no tiene proporción alguna formal ni material: no hay orden de calles, Plaza, ni edificios, unas pocas chozas de paja, un cura y gente forastera infeliz tratante que llaman allí Mindalaes sin cárcel de seguridad ni vecinos de circunstancias pues los más están distantes en sus reales de Minas [...]” . ¡ Jamás hubo fundación ¡ En un análisis académico de esta temática y como aporte a su comprensión el Investigador Luis Fernando González nos enseña que “ El aspecto conceptual de los procesos de poblamiento en Colombia ha tenido grandes y rigurosos maestros, desde los tiempos de Carlos Martínez, pasando por Germán Colmenares, Jaime Salcedo o Jacques Aprile-Gniset, hasta llegar ahora a Germán Mejía Pavony, Fabio Zambrano, Armando Martínez Garnica, entre muchos más. Cada uno de ellos ha dejado claro las características y fundamentos para no confundir entre un proceso espontáneo u otro formal; entre una encomienda, un pueblo de indios, un resguardo y un sitio, paraje, partido, villa o ciudad; entre jurisdicciones eclesiásticas y civiles; y los cambios de acuerdo con las políticas de poblamiento ya por las Leyes de Indias, ya en tiempos borbónicos o en la República, especialmente en el siglo XIX. Como cambiaron las leyes, los reconocimientos, etc”. Frente a esta provincial y ancestral discusión concluye “El extravío de Quibdó está en la pretensión ingenua de encontrar un acta fundacional. La que no existe no porque se haya podrido por la humedad, se la haya comido la polilla o se quemara en un incendio; no, es porque no existe. Y no existe pues jamás hubo fundación ni acta fundacional como se hiciera en algunas ciudades y villas dentro del urbanismo indiano. Lo que si existió fue una variada y compleja dinámica de asentamientos de diferente orden, ya por cuestiones evangelizadoras o económicas. - Esa compleja trama que dio lugar al poblamiento de Zitará o Citará, emergiendo Quibdó como su centro urbano, es algo más importante, como un proceso que amerita explicarse que seguir cavando donde no se encontrará nada”. Dice. “Es que en realidad no hubo fundación de ciudades, con excepción de Santa María de la Antigua del Darién. El resto fueron dinámicas de poblamiento que permitieron el paso de sitios, entables mineros, reales de minas, etc…a procesos de reconocimiento y formalización; así fue, por ejemplo, como Nóvita se va configurando como un asentamiento muy elemental a principios del siglo XVIII hasta que después se reconoce como capital de la provincia del Chocó”, señala el historiador Luis F González en revisión crítica a este historia, que presenta personajes y hechos hasta hoy desconocidos con argumentos por revisar en esta historia sin fin. Bibliografía Misiones Franciscanas en Colombia, imprenta Nacional, 1950, pág. 37. Between Resistance and adaptation indigenous people and the colonization of de Chocó 1510-1573 Caroline A. Williams, Center of Studios Latino Americanos Universidad, Liverpool Pres, 2005. http://lanic.utexas.edu/project/tavera/colombia/franciscana.html http://lanic.utexas.edu/project/tavera/

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